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SegN Carlos Marx, ¿Qué Es Lo Que Otorga Valor A Las MercancíAs?

SegN Carlos Marx, ¿Qué Es Lo Que Otorga Valor A Las MercancíAs?
En palabras de Marx (1867), p.7: ‘lo que determina la magnitud de valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción. Para estos efectos, cada mercancía se considera como un ejemplar medido de su especie’.

¿Qué dice Carlos Marx sobre la mercancía?

Para Marx, la mercancía es ante todo, un objeto externo, una cosa que a través de sus cualidades satisface las necesidades humanas de cualquier tipo. La naturaleza de estas necesidades no es importante: puede venir de las necesidades fisiológicas o espirituales.

¿Cuál es la única fuente de riqueza según Marx?

Marxismo – Para el marxismo o materialismo histórico, el fundamento de la riqueza es el trabajo, el cual genera una plusvalía que el capitalismo vuelve a reinvertir acumulado al capital primitivo causando la alienación y deshumanización del trabajador, creando elites sociales y sustituyendo las relaciones humanas individualmente por relaciones de consumo explotador y socialmente por lucha de clases,

¿Qué es el dinero para Marx y cuáles son las 3 principales funciones que destaca en su análisis?

El dinero (oro) tiene dos ‘funciones’ diversas: por una par- te, mide el valor de cambio de la mercancía; por otra parte, expre- sa el valor de cambio de la mercancía en dinero, es decir: deter- mina el precio.

¿Cómo se mide el valor de una mercancía?

Ahora bien, el valor de las mercancías se mide por el número total de horas de trabajo indiferenciadas y socialmente necesarias empleadas en ellas.

¿Qué es el valor de uso de un producto?

Diccionario de economa poltica de Borsov, Zhamin y Makrova VALOR DE USO : utilidad de una cosa, capacidad que posee de satisfacer una necesidad cualquiera que sea, del hombre, de la sociedad. El valor de uso est condicionado por las propiedades fsicas, qumicas y otras propiedades naturales de la cosa, y tambin por las que sta haya adquirido a consecuencia de la actividad humana dirigida a un fin.

  • El valor de uso lo crea el trabajo concreto (ver).
  • Son valores de uso tanto los productos del trabajo como muchas otras cosas dadas por la naturaleza (aire, agua, frutos silvestres, etc.).
  • A medida que la ciencia y la tcnica progresan, el hombre descubre en el mundo que le rodea nuevas propiedades de las cosas y las pone a su servicio, con lo que aumenta la diversidad de los valores de uso.

Algunas cosas satisfacen, directamente las necesidades personales del hombre, sirven de objetos de consumo personal (alimentos, vestido, etc.); otras sirven como medios para producir bienes materiales, es decir, son medios de produccin (mquinas, materias primas, combustibles, etc.

  1. El valor de uso es una propiedad inherente a toda cosa til, independientemente de la forma social de produccin.
  2. Toda la multiplicidad de flores de uso constituyen “el contenido material de la riqueza, cualquiera sea su forma social” (C. Marx).
  3. Ahora bien, el papel del valor de uso cambia cuando cambia el modo de produccin.

As, en las condiciones de la produccin mercantil, el valor de uso constituye uno de los dos motores de la mercanca y acta como portador del valor de cambio, tras el cual se oculta el valor (ver). El estudio del valor de uso como tal, es decir, de las propiedades naturales de las cosas, corresponde al peritaje mercantil y otras ciencias aplicadas, mientras que la economa poltica estudia el valor de uso como portador del valor.

  1. La particularidad del valor de uso de una mercanca estriba en que tal valor ha de poseer la propiedad de satisfacer necesidades del que compra la mercanca dada es decir, ha de actuar como valor social de uso.
  2. En el rgimen de produccin capitalista, el valor de uso interesa al capitalista nicamente en cuanto portador del valor y de la plusvala, pues el fin inmediato de dicho tipo de produccin no consiste en satisfacer las necesidades de la sociedad y del hombre, sino en extraer ganancias.

Bajo el rgimen socialista, la creacin del valor de uso de uso de la mercanca en determinada cantidad, surtido y calidad, tiene como objetivo directo el de satisfacer en grado creciente las necesidades de los miembros de la sociedad. Volver al Diccionario de Economa Poltica de Borsov, Zhamin y Makrova Volver al ndice de Diccionarios de Economa y Finanzas Volver al ndice de la Enciclopedia de Economa EMVI

¿Qué es el valor individual Marx?

“Valor individual” y la “tesis de la transferencia” Esta nota complementa a la anterior, en la que traté el trabajo potenciado y critiqué la tesis “transferencia de valor” para explicar la plusvalía extraordinaria (ver ). En esta entrada planteo que no existe el valor individual de la mercancía y a partir de aquí profundizo en la relación entre tiempo de trabajo individual y social.

  • Como resultado, se demuestra que es un sinsentido lógico postular que los productores que emplean, para producir una determinada mercancía, más tiempo de trabajo que los productores modales, generan más valor que estos últimos,
  • Y si esto es así, no hay forma de sostener la «tesis de la transferencia».

Empiezo con el pasaje en el que Marx habla de “valor individual”. La referencia de Marx al valor individual Marx habla del “valor individual” en el capítulo 10 del tomo 1 de El Capital, donde explica el mecanismo por el que se produce la plusvalía extraordinaria.

Plantea que si el capitalista innovador logra incrementar la fuerza productiva del trabajo, y reduce el tiempo empleado para producir la mercancía, “(el) valor individual de esta mercancía se halla ahora por debajo de su valor social, esto es, cuesta menos tiempo de trabajo que la gran masa del mismo artículo producida en las condiciones sociales medias” (p.385, edición Siglo XXI).

Por ejemplo, si la mercancía A es producida por los productores, en condiciones medias, en 10 horas de trabajo, y el productor que mejora la fuerza productiva la produce en 8 horas, el “valor individual” de esta mercancía A ( la producida por el innovador ) sería, según este pasaje, 8 horas de trabajo.

  • En varias frases que siguen a esta afirmación, Marx vuelve a referirse al valor individual.
  • A partir de aquí se podría inferir que, según la teoría de Marx, el valor existe de manera individual, esto es, por fuera y previo a la realización de la venta.
  • El valor individual no existe Contra la creencia que puede derivarse del pasaje de El Capital anteriormente citado, inmediatamente Marx afirma: ” El valor real de una mercancía, sin embargo, no es su valor individual, sino su valor social, esto es, no se mide por el tiempo de trabajo que insume efectivamente cada productor en cada caso individual, sino por el tiempo de trabajo requerido socialmente para su producción” (énfasis agregado).

¿A qué se estaba refiriendo entonces con “valor individual”? Él mismo lo aclara: “valor individual” es una forma de referirse al tiempo de trabajo que emplea cada productor en su caso individual, Pero el valor no es tiempo de trabajo individual, sino el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para producir “la gran masa de mercancías en las condiciones sociales medias”.

  1. Por eso, Marx está comparando el tiempo de trabajo individual -al que identifica con el “valor individual”- con el trabajo socialmente necesario, que constituye el “valor real” de las mercancías.
  2. Hablar entonces del “valor individual” aferrándose a una frase sacada de contexto (y el contexto en este caso es explícito acerca del significado del término), no parece muy serio en lo que respecta a comprensión del texto.

Sin embargo, el problema central no pasa por interpretar algunas frases o expresiones, sino el conjunto de la teoría del valor. Y en este respecto, Marx enfatiza, una y otra vez, que el valor es necesariamente una categoría social o, mejor dicho, es una relación social objetivada,

  1. Por esto mismo no puede existir en tanto fenómeno aislado, individual,
  2. Lo desarrollamos con algún detalle en el siguiente apartado.
  3. El valor es relación social objetivada Indudablemente, la explicación más acabada de por qué el valor es una relación social la encontramos en la tercera sección del capítulo 1 de El Capital, dedicada a la forma del valor, o el valor de cambio.

Más precisamente, en el apartado que lleva por título “Contenido de la forma relativa del valor”. La cuestión es relativamente sencilla: las mercancías son objetos de uso y al mismo tiempo son portadoras de valor. Por lo tanto, tienen una forma natural (se puede ver en ellas mismas) y una forma de valor que es objetiva, esto es, pertenece a las mercancías (son las mercancías las que “valen x o y dólares”, etcétera), pero que no se manifiesta en alguna propiedad física.

  1. Si desarmo la mesa, no encuentro ningún “cuanto cosa” que sea valor (utilizo las palabras de Marx).
  2. Por supuesto, el análisis del estudioso puede decir que en tanto valor la mercancía es “mera gelatina de trabajo”, pero este análisis no le da a la mercancía una forma de valor por fuera de su forma natural.

¿Dónde se pone en evidencia la forma de valor? Marx responde: en la relación de la mercancía con otra mercancía. Y esta relación es esencial para que el valor pase a ser una propiedad de la mercancía. ¿Por qué? Pues porque el trabajo –la actividad de trabajar- no es valor; genera el valor, pero no es valor.

  1. Solo “se convierte en valor al solidificarse, al pasar a la forma objetiva” (p.63); por esta razón, la mercancía debe compararse con otra mercancía, que frente a ella encarne el valor (la teoría monetaria de Marx arranca de la comprensión de este hecho).
  2. De esta manera se satisfacen los dos requisitos del valor: es una propiedad objetiva, y es una propiedad social,

Por lo tanto, el valor no existe sin esta relación entre “cosas”, En consecuencia, no basta con que haya trabajo para que haya valor, El trabajo invertido en la mercancía se objetiva en tanto valor cuando la mercancía se cambia por el equivalente (que en su forma desarrollada será el dinero).

Por eso, si se trabajó pero la venta no se pudo realizar (por las razones que sea), el trabajo no se objetivó en tanto valor; lo cual remite a la importancia de la validación social de los trabajos privados (lo ampliamos enseguida). En consecuencia, sostener que el valor puede ser individual es, desde el punto de vista de la teoría de Marx, una contradicción en los términos.

Por eso en el capítulo 10, luego de hablar del “valor individual” para referirse al trabajo empleado en la producción de una mercancía, aclara que el valor “real” de la mercancía siempre es social y que el valor individual en realidad no existe. Trabajo privado, trabajo social y valor Una cuestión que a veces se pasa por alto es que la explicación anterior encierra una crítica social.

  1. Para entender por qué, debemos partir del hecho de que, a través del intercambio de las mercancías, esto es, a través del lenguaje de los precios, los seres humanos están comparando tiempos de trabajo.
  2. Tengamos presente que una de las premisas del análisis de Marx es que los humanos siempre trabajaron de manera asociada, y en consecuencia, siempre tuvieron que comparar y distribuir los tiempos de trabajo.

Pero en tanto en las sociedades no mercantiles esa comparación y distribución se hacía de manera directa, en la sociedad productora de mercancías se hace a través del mercado, a través de “cosas que valen”. ¿Por qué? Pues porque los trabajos son privados –hay propiedad privada de los medios de producción- pero al mismo tiempo deben validarse en tanto partes integrantes del trabajo social total ; o sea, son interdependientes.

  • Y esta validación ocurre ex post, esto es, cuando el producto llega al mercado.
  • Por eso, la venta es “el salto mortal de la mercancía “; es el “momento de la verdad”, la instancia en la que se sancionan (o no) como sociales los trabajos privados.
  • Por eso también, Marx critica esta regulación anárquica de la distribución de los tiempos de trabajo: el tiempo de trabajo socialmente necesario (esto es, el promedio que rige al momento de determinar el valor de la mercancía) “se impone de modo irresistible como ley reguladora” en el intercambio (p.92).

Lo más importante, para lo que nos ocupa, es que en el intercambio los trabajos privados, ejercidos independientemente unos de otros, pero sujetos a interdependencia, son reducidos “a su medida de proporción social” (ídem). Tal vez de manera más clara, y siempre en palabras de Marx: ” los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores” (p.89; énfasis añadido).

Puede verse entonces que no hay forma de sostener que el valor, en la concepción de Marx, es un fenómeno individual; el valor es relación social objetivada, No entender esto es no entender el ABC de la cuestión. Incoherencia lógica de la “tesis transferencia” Debido a que en el mercado se validan -o no- los tiempos de trabajo privados en tanto tiempos de trabajo sociales, la suma de los tiempos de trabajo individuales no tiene por qué coincidir (y generalmente, no lo hace) con la suma de los tiempos de trabajo sociales empleados en la producción de las mercancías.

Pero por eso mismo, si el tiempo de trabajo individual no es validado en el acto de intercambio, no hay manera de que un productor que emplea más tiempo de trabajo que el promedio pueda generar valor, o este pueda ser transferido, a algún otro productor,

Plantear algo por el estilo es un sinsentido. Enfatizo: en el mercado los trabajos privados se reducen a “medidas de proporción social”. En consecuencia, no pueden promediarse, en tanto trabajo social, los trabajos privados que no son validados por el intercambio. Para ilustrar lo que afirmamos, pongamos un sencillo ejemplo numérico.

Supongamos que en la producción de la mercancía A se emplean, normalmente, 10 horas de trabajo, que se expresan en $100; el valor de A -el tiempo de trabajo socialmente necesario- es 10 horas. Supongamos ahora que entra un nuevo productor, Juan, quien emplea 15 horas de trabajo para fabricar A.

Juan trabaja, y luego concurre al mercado donde se encuentra con que le pagan $100 por su A. Por lo tanto, vende a $100. ¿Qué ha sucedido desde el punto de vista de la ley del valor? La respuesta es sencilla: el “valor individual” de la mercancía A que produjo Juan es 15 horas, pero su valor “real” es 10 horas.

En otros términos, las 15 horas de trabajo privado de Juan equivalen a 10 horas de trabajo social, Por eso Juan recibe solo $100 por sus 15 horas de trabajo. Y aquí viene la pregunta más importante para la discusión con la “tesis transferencia”: ¿ha generado Juan algún valor “extra” de 5 horas, o $50, que pueda apropiarse algún otro productor? La respuesta es, naturalmente, negativa.

No hay forma de que haya generado $50 extra de valor, ya que su trabajo individual de 15 horas fue reducido a promedio social, a 10 horas, Por lo tanto, si de las 15 horas de trabajo privado, 5 no son validadas en la venta, no se puede sostener, como hace la “tesis de la transferencia”, que hayan generado 15 horas de valor,

El planteo es lógicamente incoherente con la teoría del valor de Marx, que pone el acento en que los trabajos privados solo pasan a ser sociales a través del intercambio. No hay manera de que Juan haya generado un valor “extra” de 5 horas ($50), que pueda apropiarse alguien.

Si el trabajo privado no se valida, no se genera valor, Esta es la razón por la cual no hay forma de sostener que las empresas con tecnologías atrasadas generen más valor que las empresas con tecnologías modales. No es casual que los defensores de la “tesis de la transferencia” nunca expliquen cómo es que se produce esa bendita transferencia.

No lo hacen porque no hay manera de que pueda ocurrir. Por eso mismo, la cuestión no se arregla calculando promedios. Al no comprender la cuestión de la validación (o no) de los trabajos privados, la “tesis de la transferencia” termina en disparates. Por caso, si suponemos (rayando en lo absurdo) que alguien empleó 100 horas de trabajo para producir la mercancía A de nuestro ejemplo, el defensor de la “tesis de la transferencia” nos dirá que esas 100 horas deben promediarse para calcular el tiempo de trabajo socialmente necesario.

  • Pero no hay forma de que algo así ocurra, ya que al venderse el producto en $100, se han validado como sociales solo 10 de las 100 horas de trabajo individual,
  • Si se afirma, como hace la “tesis de la transferencia”, que las 100 horas de trabajo individual produjeron 100 horas de valor social, se está sosteniendo que el trabajo privado es parte del trabajo social antes e independientemente del intercambio,

Estamos en un esquema ricardiano. Se está suponiendo la validación, con prescindencia de lo que ocurre en el intercambio. Y los defensores de la «tesis de la transferencia» promedian tiempos de trabajo individuales como si fueran todos generadores de valor, pasando por alto que los tiempos individuales no generan valor social de manera directa,

  1. Borran así la contradicción entre el carácter privado y social del trabajo, que está en la raíz de la contradicción entre valor y valor de uso, entre trabajo abstracto y concreto, entre mercancía y dinero.
  2. No hay manera de compatibilizar la “tesis de la transferencia” con lo más elemental de la teoría del valor de Marx.

La idea de los defensores de la “tesis de la transferencia”, de que una hora de trabajo privado siempre genera una hora de trabajo social (nunca 5/4 o media hora, siempre una hora) está orgánicamente vinculada con su incomprensión del valor como relación social objetivada, y de la especificidad de esa objetivación, a través del mercado.

¿Quién creó el valor de uso y valor de cambio?

En su análisis del valor Adam Smith comienza por diferenciar el valor de cambio del valor de uso. Define a éste como la utilidad de un objeto particular, y al valor de cambio como la capacidad que tiene un bien para adquirir otros objetos.

¿Qué es el trabajo para Karl Marx?

h25 El concepto de ‘hombre’ en Marx Sandra Ortiz. Licenciada en Psicopedagogía. Ayudante de primera con dedicación semiexclusiva. Enlace Rutas 8 y 36 km.601. Río Cuarto. Córdoba. TE 058-676290. FAX 058-676285 PRESENTACIÓN Las reflexiones de la antropología filosófica nos conducen a transitar por los sinuosos caminos de ese misterio que constituye el hombre.

Tema de indagación y profundos análisis desde las más diversas ópticas. Lo atrapante de este desafío, radica en que la interpretación de su mundo interior nos orienta inexorablemente a una concepción de mundo en el que vive este hombre. Aún más, estas reflexiones nos posibilitan pensar la articulación con el plano de lo socioeducativo.

La inquietud se centra entonces en el estudio de la vigencia de una concepción de hombre en la realidad educativa actual. Elegir una línea de estudio, supone no sólo interés personal, sino posicionamiento teórico-ideológico-político. En este caso, el objetivo del trabajo consiste en un intento de aproximación al concepto de hombre que desarrolla Marx en sus “Manuscritos económico-filosóficos de 1844”.

Fundamento la elección, en la consideración de que esta categoría teórica marxista es desechada rápidamente cuando se llevan a cabo los análisis críticos del sistema social capitalista. Justamente el valor está en el carácter totalizador de la teoría marxista y por lo tanto, la concepción de hombre es medular para este tipo de abordaje.

Por otro lado, es también fundamento de mi elección la postura que Marx sostiene respecto de la primacía de la praxis sobre la teoría. La interpretación teórica es relevante si nos habilita en la acción transformadora; en ese sentido no tiene un fin en sí misma sino apunta a la verdadera praxis transformadora.

EL CONCEPTO DE ‘HOMBRE’ EN MARX. En el presente trabajo tomaremos como eje temático la dimensión humanista del pensamiento de Karl Marx, o lo que se conoce como la etapa filosófica del ‘joven’ Marx. Sabemos que abordar estas elaboraciones ha generado diferentes críticas, incluso dentro de los mismos marxistas, los que muchas veces han intentado contraponer esta primera etapa humanista con las etapas económico-políticas del ‘viejo’ Marx.

En esta instancia lo que nos preocupa especialmente es indagar respecto de la concepción de hombre que Marx explicita en su obra “Manuscritos Económico Filosófico de l844”. El valor de esta obra ha sido reconocida por diversos teóricos marxistas; el propio Althusser al referirse a ella expresa: “.los Manuscritos son el producto del encuentro de Marx con la economía política.” (Althusser, 1967) La noción de individuo presente en esta obra se explica en relación al trabajo.

  • El trabajo es la actividad a través de la cual el individuo se crea a sí mismo; es esta actividad autocreadora la que le permite al hombre proyectar su esencia.
  • Marx dice que el trabajo es un actividad específica del individuo donde puede expresar su humanidad.
  • Esta materialización del “ser humano” mediante el trabajo cobra vida en un producto que es externo al individuo, es creado por él y al mismo tiempo el propio hombre sufre modificaciones en su constitución.

Este proceso es denominado ‘objetivación’. Siguiendo a Marx la objetivación, entonces, es un proceso en el cual acontecen dos modificaciones simultáneas. Una cuando el individuo mediante el trabajo forma objetos (materiales o espirituales) para satisfacer sus necesidades, luego, cuando le otorga significado según sus intenciones modifica su ser.

Al tratarse de un trabajo creador accede a un nivel de autorrealización que se entrama con un concepto muy valioso: libertad. La realización de la libertad del individuo, sólo puede darse en un contexto social donde impere la justicia, entendida aquí como la reciprocidad en las relaciones sociales. Esta última expresión, no es representativa precisamente de la lectura crítica que Marx lleva a cabo de la sociedad capitalista.

Las relaciones de explotación que caracterizan esta sociedad no permiten que ese proceso de humanización a través del trabajo se realice tal lo presentado. Por el contrario, en este contexto de relaciones económicas de producción, donde algunos individuos dominan a otros; los hombres y mujeres sólo exteriorizan su esencia en el trabajo.

En otras palabras hay un primer momento que es “en sí” y luego por la objetivación de su producto se convierte en un “fuera de sí”. Es aquí donde este producto externo es apropiado por un otro que no es él. Con lo cual el individuo no puede convertirlo en un “para sí”. El hombre es despojado de su humanidad en el momento mismo en el que no se reencuentra con su propio producto.

Hay una pérdida de objeto, es lo que Marx denomina “extrañamiento”, situación en la que el individuo se siente ajeno al objeto producido por el mismo. Esta separación del producto que le otorgaría humanidad al individuo se la conoce como alienación. Este concepto es nodal en la teoría marxista pues desentraña la relación de explotación que padece el individuo trabajador por la acción dominadora que el individuo no trabajador o capitalista establece.

  • Este último no sólo detenta el poder económico, por poseer lo medios de producción; sino que al apropiarse injustamente de lo producido por el trabajador, lo está despojando nada menos que de su humanidad.
  • En palabras de Dussel “.alienación es el acto por el cual el otro es negado en su alteridad y subsumido en la identidad del capital.” (Dussel, 1985) Al no reapropiarse de lo producido por el trabajo; el trabajo queda homologado a “no-ser” o “ser-para-otro”.

(Dussel, 1985) Estas expresiones explicitan el sentido de lo que Marx plantea como deshumanización del proletario. La relación Capital – Trabajo, se advierte tanto en el plano de lo económico como en lo simbólico. Las relaciones de dominación que posibilita la explotación (Miliband, 1992) trasciende la infraestructura alcanzando la superestructura.

Al respecto Perroux, F. expresa “.el trabajo, es un aparato material (la máquina) y un aparato social (la relación institucionalizada entre el explotador y el explotado).” (Perroux, 1970) En otras palabras la explotación presente en esta relación Capital-Trabajo, reside centralmente en la deshumanización del proletario.

Se ve privado de vivir plenamente y de ejercer su libertad. Esto se debe a que fue despojado de su producción y en este desencuentro con su ser ha perdido la conciencia de sí mismo. En este sentido es que no puede ser libre. Para Perroux se produce lo que denomina “.desdoblamientos: divisiones del sujeto sobre sí mismos.” (1970) Lo grave es que la consecuencia de esta alienación es que no sólo es individual, sino que posibilita la dominación de una clase, la clase obrera por la clase dominante.

  • En rigor ambas clases son instrumento de un sistema social capitalista en el cual la alienación ocupa un lugar central en tanto gestora y mantenedora de un clima de “conformidad” con el sistema social.
  • Esta línea de análisis parece cobrar particular sentido a la hora de pensar qué ocurre en una sociedad industrial avanzada.

Aquí la revolución industrial ya introdujo la ‘máquina’ al proceso productivo, lo que sin dudas agrava las consecuencias en el trabajador en términos de deshumanización. En la sociedad industrial avanzada, la división del trabajo -siempre impuesta desde fuera- se expresa cada vez más especializada.

Esto ocasiona que el obrero pierda su visión de la totalidad del producto de su trabajo. El eje en este tipo de sociedad es la relación trabajo-tecnología. Al respecto Marcuse en su obra “El hombre unidimensional” de 1969, caracteriza la dominación que la tecnología ejerce sobre el trabajador ocasionando alienación.

El sujeto es “cosificado”, pierde su valor humano, pues se encuentra atrapado en una “racionalidad científico-tecnológica” que lo limita en su condición. Ante esto es necesario una vez más retomar el planteo que ubica la alienación no sólo en el proceso de producción económica, sino llevarlo al plano superestructural.

  1. El proceso de explotación al que conduce la alienación, se da porque en el ámbito de lo simbólico-ideológico hay aparatos creadores de consenso que actúa “naturalizando” estas relaciones de explotación disipando cualquier tipo de conciencia de esta relación.
  2. Es aquí donde efectivamente encuentra un lugar apropiado la alienación.

Estos aparatos de consenso: familia, Estado, iglesia y escuela, son filiales del poder político-económico de la clase dominante; que mantener su dominación actúan neutralizando la toma de conciencia de esta alienación al que se ve sujeto el trabajador.

  • Aquí el concepto de “hegemonía” de Gramsci resulta esclarecedor.
  • La relación alienación-explotación se materializa sin oposición, porque está creado el consenso y una “conciencia colectiva homogénea” que se ocupa de mantener la no-conciencia de la alienación del trabajador.
  • HACIA LA DESALIENACIÓN Para Marx existir como ser humano es tener conciencia de sí mismo y ser capaz de tomar decisiones.

La desalienación es “creación” (Garaudy, R. en Perroux) Lo que significa que el sujeto pueda crear y crearse su proyecto de vida. Claro que este proceso no es individual; la liberación de cada sujeto se encuentra en la liberación colectiva. Para que esto ocurra tiene que eliminarse: la división del trabajo, el sistema de mercado y la propiedad privada.

La única posibilidad de superación es la toma de conciencia, el reconocimiento de la situación de dominación en la que se encuentra el hombre que es deshumanizado, lo que conduciría a la reapropiación de su trabajo, es decir, reencontrarse con su propio ser. Claro que esto presupone un modelo de sociedad donde las relaciones sociales se establezcan en un marco de reciprocidad y justicia social.

ALGUNOS INTERROGANTES FINALES Sin pretender haber presentado ni con la exhaustividad ni con la precisión requerida para la temática de la alienación del individuo en Marx, nos atrevemos a pensar esta categoría a la luz de otro contexto histórico y económico-político con significativa diferencia, que enmarca una dinámica socioeducativa cultural determinada.

Nos estamos refiriendo concretamente a nuestra realidad argentina actual en un ámbito particular: lo educativo. La pregunta que nos hacemos: ¿qué vigencia tiene el concepto de hombre marxista en la realidad socioeducativa actual? Si partimos de considerar que las relaciones de explotación de la sociedad capitalista, si bien han sufrido modificaciones desde lo presentado por Marx hasta nuestros días continúan en vigencia; podríamos aventurarnos a sostener que el individuo alienado sigue teniendo vida.

Temiendo forzar este concepto marxista pensemos juntos: qué relación hay entre el trabajador enajenado y el trabajador de la educación. Los educadores en sus distintas manifestaciones, hoy se encuentran subsumidos en desfavorables condiciones laborales.

  • Las relaciones de explotación no sólo están presentes en los bajos salarios que reciben; sino también en características deshumanizantes en las que se ven sujetos los educadores.
  • Si consideramos a los educadores como intelectuales, que producen a través de su trabajo un objeto externo denominado conocimiento, podríamos decir que cada vez menos se reencuentran con él.

Por el contrario, se sienten ajenos, extraños respecto del conocimiento. Aquí nos referimos al conocimiento creativo y reflexivo que se reapropiaría el docente y no al mismo conocimiento que se destina a los alumnos. Estas relaciones de explotación que generan alienación en estos individuos-educadores, se dan en una compleja trama de interacciones.

Por ejemplo: la maestra común que brindó conocimientos a sus alumnos, no siempre siente que es capaz de apropiarse reflexivamente del conocimiento. Esto se debe a que es relegada a un lugar de docente técnico que sólo aplica acríticamente. En varias oportunidades se ve involucrada (voluntariamente o no) en algunas situaciones donde “expertos” (psicopedagogos, directivos, etc.) le brindan conocimiento, pues no cuentan con las herramientas teórica-metodológicas para construirlo.

Son pocas las posibilidades que estos educadores tienen para tomar conciencia de esta situación de dominación para poder reencontrarse con el conocimiento en tanto producto de su propio trabajo autorrealizador. En el otro extremo del sistema educativo, también podríamos problematizarnos en este sentido y analizar qué posibilidades reales tiene el docente universitario, cuando al mismo tiempo de formar a futuros profesionales, se ve despojado de su producto: el conocimiento.

  1. Esto puede advertirse en la necesidad de ajustar su investigación a algunas de las prioridades fijadas por otros, o adaptar su trabajo a un esquema preestablecido según un modelo de investigación vigente.
  2. Sin olvidar que además del escaso salario y la inestabilidad laboral que hoy lo agobian, tienen que mantener su lugar con algún título de cuarto o quinto nivel.

En este caso, el docente universitario debería recuperar su conocimiento a través de una investigación comprometida con los avances científicos-técnicos y las demandas sociales. En términos más generales, pensemos qué está ocurriendo hoy con la reforma estructural del sistema educativo, a través de la nuevas normativas: Ley Federal de Educación, Ley Provincial de educación y Ley de Educación Superior.

  • Los docentes fueron excluídos de la elaboración y son ubicados en el lugar de implementadores.
  • Además no tienen la visión de la totalidad, van conociendo en parte y según especificidades.
  • No acceden al producto total ni mucho menos al trabajo creador del que nos habla Marx, en tanto portador de la realización del ser.

Tampoco intervienen en la toma de decisiones respecto a su producción y distribución, sólo suelen ser invitados a especies de simulacros de espacios de participación. Estas ejemplificaciones pretenden operar sólo como disparadores que nos conduzcan a reflexionar juntos sobre si tienen o no vigencia el concepto marxista de hombre en la realidad socioeducativa actual.

  • Con lo cual estamos diciendo que desde nuestro lugar de educadores, debemos combatir la alienación, recuperando nuestro producto: el conocimiento.
  • Esto sería logrado mediante un proceso sistemático e intencional orientado a la toma de conciencia de esta relación de explotación en que se encuentran los docentes hoy.

De esta manera sólo es posible pensar en la “escuela integrada ” de la que nos habla Gramsci. Referencias bibliográficas Dussel, E.1985 La producción teórica de Marx. Siglo XXI. México. Fromm, E.1962 Marx y su concepto de Hombre. Fondo de Cultura Económica.

  1. México. Gould, C.1983 Ontología social de Marx.
  2. Fondo de Cultura Económica. México.
  3. Gramsci, A.1972 Los intelectuales y la organización de la cultura.
  4. Nueva Visión.
  5. Buenos Aires.
  6. Gramsci, A.1995 Alternativa Pedagógica.
  7. Fontanamara. México.
  8. Marx, K.1968 Manuscritos Económico Filosófico -l844-. Altaya.
  9. Barcelona.

Miliband, R.1992 Análisis de las clases sociales. En Giddens, A. (comp.) La teoría social hoy. Alianza. México. Perroux, F.1970 Alienación y Sociedad Industrial. Tiempo Nuevo. Venezuela. Schaff, A.1993 ¿Qué ha muerto y qué sigue vivo en el marxismo?. Tesis 11. : h25

¿Qué dice la teoría del valor?

La teoría del valor es un componente fundamental de la teoría económica. Según se siga una concepción objetiva o subjetiva en esta materia, tendremos consecuencias fundamentales en el orden social: o una sociedad más totalitaria o una sociedad más libre.

¿Cuáles son los valores del marxismo?

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA La perspectiva marxista de la educación de los valores The Marxist perspective of the education of the values Lic. Evelio A. Pérez Fardales I, Lic. Miriam J. Pérez Fardales II, Lic. Doralkis Mursulí Gómez I I Universidad de Ciencias Médicas.Sancti Spíritus.Cuba.

  • II Universidad José Martí Pérez.Sancti Spíritus.Cuba.
  • RESUMEN Fundamento : En la actualidad existe una amplia divulgación de enfoques marxistas del proceso de educabilidad; no obstante, existe un déficit en la fundamentación filosófica, desde la perspectiva marxista del proceso educativo.
  • Se hace énfasis en las consecuencias políticas del proceso educativo que se perfilan desde la óptica marxista y se olvida el análisis basado en la concepción materialista de la historia.

Objetivo: Resumir el punto de vista de C. Marx y F. Engels acerca de la educabilidad del hombre desde posiciones de la concepción materialista de la historia. Desarrollo : Se analizaron los conceptos de valor y de virtud, y las dos posiciones filosóficas contrapuestas acerca de la formación de valores y virtudes en la personalidad.

Se explica la posición marxista al respecto. Conclusiones : Para el marxismo la educabilidad del hombre es factible, posible; pero considera que no es como usualmente se piensa, como si ocurriera esta educación de forma planificada y consciente; sino que es un proceso objetivo y fundamentalmente espontáneo, donde la participación del maestro es solo influyente aunque de manera activa.

Palabras clave: Valores sociales; virtudes; comunismo; marxismo; educación educabilidad. DeCS: VALORES SOCIALES; VIRTUDES; COMUNISMO; EDUCACIÓN. ABSTRACT Background: At the present time a wide popularization of focuses Marxists of the educability process exists; nevertheless, exists a deficit in the philosophical foundation, from the Marxist perspective of the educational process.

  1. Emphasis is made in the political consequences of the educational process that are profiled from the Marxist optics and It forgets the analysis based on the materialistic conception of the history.
  2. Objective: To summarize the point of view of C.
  3. Marx and F.
  4. Engels about the man’s educability from positions of the materialistic conception of the history Development: The concepts of value and virtue were analyzed, and the two philosophical positions opposed about the formation of values and virtues in the personality.

The Marxist position is explained in this respect Conclusions : For the Marxism the man’s educability is feasible, possible; but it considers that it is not as it is usually thought, as if it happened this education in a planned and conscious way; but rather it is an objective and fundamentally spontaneous process, where the teacher’s participation is alone influential although in an active way.

Eywords: Social values; virtues; communism; Marxism; education educability. MeSH: SOCIAL VALUES; VIRTUES; COMMUNISM; EDUCATION. INTRODUCCIÓN Unos de los problemas más importantes en la pedagogía es el problema de la educabilidad del hombre. La propuesta escolar de cada filósofo o pedagogo supone la solución de este problema.

No se puede hacer una propuesta escolar sin asumir una posición de principio con respecto a este problema. ¿Es educable el hombre o no? Y si lo es, ¿en qué medida y de qué manera? En estas cuestiones radica este problema. Con esta revisión nos proponemos resumir el punto de vista marxista al respecto desde las posiciones de la concepción materialista de la historia, pues no se encuentra en la literatura científica ensayos dedicados específicamente al respecto que aborden el tema de manera adecuada.

  • En la literatura, se hace énfasis en la dimensión política de la educación, dimensión que el marxismo destaca; pero no se aborda el problema desde el punto de vista filosófico.
  • La concepción materialista de la historia es una poderosa herramienta para desentrañar la esencia del proceso de la educación.

DESARROLLO La educabilidad es una cualidad humana, conjunto de disposiciones y capacidades, que permiten a una persona recibir influencias para construir su conocimiento y modos de actuación.J.F. Herbart fue el primer autor que utilizó este término y resume nuestra capacidad para aprender 1,

Desde la antigüedad encontramos reflexiones sobre este problema. Para Aristóteles la educación no sólo es factible, sino también necesaria. Aristóteles diferencia en el hombre el cuerpo y el alma, los cuales son inseparables como la materia y la forma. Según él, existen tres tipos de alma: La vegetal, que se manifiesta en la alimentación y la reproducción; la animal, que por sus propiedades es superior a la vegetal y se manifiesta en las sensaciones y los deseos; y la racional, que por sus propiedades es superior a las dos anteriores y que se caracteriza por el pensamiento o el conocimiento.

La parte animal del alma en el hombre; puesto que está subordinada a la razón, puede ser llamada volitiva. Según Aristóteles a los tres tipos de alma corresponde tres aspectos de la educación: La educación física, la educación moral y la educación intelectual.

El objetivo de la educación, según él, consiste en el desarrollo de los aspectos superiores del alma: El racional y el volitivo. Como en cada sustancia, según él, existe la posibilidad del desarrollo y el hombre recibe de la naturaleza sólo el germen de sus capacidades, éstas se desarrollan mediante la educación.

Según Aristóteles, la naturaleza vinculó estrechamente los tres tipos de alma y en la educación debemos seguir a la naturaleza relacionando estrechamente la educación moral, la educación física y la educación intelectual. El estado, según él, tiene un objetivo cardinal: Es necesario que cada individuo reciba una educación idéntica y debe corresponder al estado y no a la iniciativa privada la preocupación por esta educación 2,

  • No siempre ni por todos se reconoce la educabilidad del hombre.
  • Platón, por ejemplo, pone en duda o niega la posibilidad de la educación de la virtud.
  • En el Menón, diálogo platónico, llega a la conclusión de que la virtud (la areté) no es enseñable sino que viene dada por adjudicación divina y gracias a la reminiscencia la reconocemos 3,

Notemos que la areté (en griego αρετή) es uno de los conceptos cruciales de la Antigua Grecia; sin embargo, resulta difícil precisar con exactitud su extraño y ambiguo significado. En su forma más displicente, muy general para algunos sofistas de principio de siglo, la areté es la “excelencia” o la prominencia de cultivo-elocuencia; la raíz etimológica del término es la misma que la de αριστος (aristónt, ‘mejor’), que designa el cumplimiento acabado del propósito o función.

Es un concepto vago que implica un conjunto de cualidades cívicas, morales e intelectuales. Según Hipias el fin de la enseñanza era lograr la “areté”, que significa capacitación para pensar, para hablar y para obrar con éxito. La excelencia política (“ciudadana”) de los griegos consistía en el cultivo de tres virtudes específicas: Andreia (Valentía), sofrosine (Moderación o equilibrio) y dicaiosine (Justicia): Estas virtudes formaban un ciudadano relevante, útil y perfecto.

A estas virtudes añadió luego Platón una cuarta, la Prudencia, con lo que dio lugar a las llamadas Virtudes cardinales: La prudencia, la fortaleza y la templanza se corresponderían con las tres partes del alma, y la armonía entre ellas engendraría la cuarta, la justicia.

  1. En cierto modo, la areté griega sería equivalente a la virtus, dignidad, honor u hombría de bien romana.
  2. Hacia la época clásica —sobre todos los siglos V y IV a.C.— el significado de areté se aproximó a lo que hoy se considera virtud.
  3. La adquisición de la areté era el eje de la educación (παιδεια, paideia) del joven griego para convertirse en un hombre ciudadano, siguiendo el ideal expuesto por Isócrates.

Tanto Platón como Aristóteles harían de la areté uno de los conceptos centrales de su doctrina ética. El Menón se centra precisamente en el problema de si es posible hacer una ciencia de la areté 4, Bien miradas las cosas, en la escuela se tratan de construir en el individuo tantos conocimientos, habilidades, hábitos como virtudes y valores.

La educabilidad o instrucción de los conocimientos, hábitos y habilidades no ofrece duda. Pero con respecto a los valores y las virtudes la educabilidad ofrece discrepancias entre los autores. Hoy día se habla de valores y se olvidan las virtudes, como si las virtudes fueren cosas del pasado. Algunos autores prefieren hablar de que la educación se refiere a la formación de valores y se dejan las virtudes a un lado.

Según Jorge Botella, “algunas corrientes culturales actuales parece que quieren contraponer los conceptos de virtud y valor, como si se tratase de dos términos cargados de una semántica tal que connoten una línea de pensamiento tradicional o vanguardista.

Se habla muy poco últimamente de virtudes, como si correspondiera a algo superado, y sin embargo se prodiga el término valor. Para muchos podría parecerles que la nueva ética se construye sobre el desarrollo de los valores sin necesidad del ejercicio de las virtudes, como si éstas correspondieran a preceptos de una moral, por antigua, trasnochada” 5,

Aunque se puede no estar de acuerdo con Botella no es menos cierto que intenta replantearse un viejo problema: La formación de las virtudes en los educandos. Según la experiencia de los autores, se maneja el criterio de que todas las virtudes son valores aunque no todos los valores son virtudes.

Por eso, se prefiere hoy día hablar de valores y no de virtudes, porque “valor” es un término más genérico. Un análisis superficial muestra que hay valores que no se pueden educar directamente, mientras otros, en cierto sentido, sí. Por ejemplo, la belleza no se puede, en lo fundamental, educar. Se es bello o no objetivamente e independientemente de la voluntad del sujeto (lo bello y lo feo son valores, y la belleza en un sujeto es casi una virtud de este sujeto).

En cambio, la justicia, en lo fundamental, sí. Se es justo, en parte, por aprendizaje. Parece ser que hay valores, al igual que virtudes, que son dados al sujeto, en su mayor parte, de forma congénita mientras otros son, en su mayor parte, adquiridos. O mejor dicho, hay una dialéctica de lo congénito y lo adquirido.

Pudiera pensarse que valores tales como la valentía o la mesura son educables. Pero la valentía y la mesura, como cualidades como la irascibilidad, tienen un fuerte contenido genético. La ira, la mesura, la valentía, etc. son cualidades de la personalidad que se moldean por medio de la educación, pero más allá de la educación hay en ellos un soporte biológico.

Lo mismo podría decirse de la justicia. La capacidad de un sujeto de actuar conforme a la justicia (lo que podría llamarse la “justicibilidad “) tiene también un componente biológico (genético). La ciencia moderna muestra que hay una dialéctica de lo biológico y lo social, de lo congénito y lo adquirido en la formación de los valores.

Por tanto, los valores (y también con ellos las virtudes) no son tan educables directamente como comúnmente se piensa. La educabilidad del sujeto en la escuela se ve limitada también por el hecho de que la educación del mismo transcurre fundamentalmente a escala social, en el proceso social, fundamentalmente no en la escuela.

La persona aprehende los valores, en lo fundamental, en la vida social, en el proceso social del metabolismo de las relaciones sociales. Es cierto que la escuela educa, pero no como se piensa comúnmente: Como si el proceso de educación transcurriera fundamentalmente en la escuela.

  1. El proceso educativo tiene dos momentos fundamentales: El escolar y el extraescolar (el que ocurre en la familia, el barrio, el centro de trabajo, la calle, etc.).
  2. Este último es fundamental en la educación de los valores.
  3. Mientras que la formación de conocimientos, hábitos y habilidades ocurre fundamentalmente en la escuela, la educación de los valores ocurre fundamentalmente fuera de la escuela: En el proceso extraescolar.

La educación escolar de los valores se reduce muchas veces a una prédica moral. Se olvida –la educación escolar- de reproducir de forma artificial la vida social. Si la escuela no reproduce de forma artificial la vida social no forma valores. Los valores se adquieren en el metabolismo de las relaciones sociales.

  1. Por tanto, hay que metabolizar en la escuela las relaciones sociales.
  2. Los clásicos del marxismo se oponían a la predica moral.
  3. Al respecto Marx y Engels nos dicen; “Los comunistas no se dedican a predicar ninguna clase de moral No plantean a los hombres el postulado moral de ¡amaos los unos a los otros!, ¡no seáis egoísta!, etc.; saben muy bien, por el contrario, que el egoísmo, ni más ni menos que la abnegación, es, en determinadas condiciones, una forma necesaria de imponerse los individuos” 6,

Y añaden; “Incluso bajo la absurda forma pequeñoburguesa alemana en que (Se) concibe la contradicción entre los intereses personales y generales, tendría que ver, por lo demás, que los individuos, como no podía ser de otro modo, parten y han partido siempre de sí mismos, razón por la cual los dos lados que (se ponen) de manifiesto son dos lados del desarrollo personal de los individuos, engendrados ambos por condiciones igualmente empíricas de vida de los individuos, y simples expresiones, ambos, del mismo desarrollo personal de los hombres y entre los que sólo media, por tanto, una aparente contradicción” 6,

Y aclaran que “el comunismo resulta, por ello, sencillamente inconcebible, porque los comunistas no hacen valer ni el egoísmo en contra del espíritu de sacrificio ni el espíritu de sacrificio en contra del egoísmo, ni envuelven teóricamente esta contraposición en aquella superabundante forma ideológica, sino que ponen de manifiesto, por el contrario, su fuente material, con lo que desaparece la contraposición misma” 6,

Para el marxismo, la fuente material de los intereses y de los valores de los hombres (entre los cuales está el egoísmo y el altruismo) es el ser social, en particular, las condiciones materiales de vida de los hombres, es decir, la economía, el medio ambiente, la población, la familia, el medio geográfico, etc.

En esta lista, como se conoce, no figura la escuela. La escuela, para el marxismo, es forma de la superestructura ideológica, y en ningún modo parte del ser social. Por tanto, para el marxismo, la escuela no puede aspirar a formar valores. Sólo puede aspirar a reorientarlos, organizarlos, etc.; sólo puede pretender reeducar, reformar, etc.

Y eso bajo el supuesto de que la escuela repita, de forma abreviada, el proceso de vida social. De lo contrario, se da de bruces con la imposibilidad de formar valores en los educandos. La idea que desarrolla el marxismo es que no se puede aspirar a cambiar la conciencia de los hombres para que a renglón seguido, mediante la acción individual del hombre y como consecuencia del cambio de pensamiento, cambie el ser; sino que la acción sobre el proceso histórico debe estar encaminada hacia la modificación de las condiciones materiales de vida, para que como consecuencia, al cambiar el ser, cambie el pensamiento de los hombres.

  • Por eso, para Marx, la transformación debe ser de la realidad social y no de la conciencia.
  • Según Marx y Engels, “la moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad.
  • No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento.

No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia” 6, Es decir que la prédica moral pierde todo su carácter positivo. Esta idea la toma Marx por la misma época cuando afirma que “la teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado.

  • Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria” 7,
  • Para Marx, sólo por medio de la práctica revolucionaria es posible modificar las condiciones materiales de vida de los hombres, es decir, el ser social, para que, a tenor, cambie el pensamiento y los valores de los sujetos históricos.

Por lo tanto, sólo por medio de la práctica revolucionaria tiene lugar la educación. La escuela sólo puede a aspirar a formar valores en la medida en que es un microsistema de relaciones sociales en el que el educando pasa buena parte del día. Pero no por la prédica del maestro sobre el alumno, sino por el ambiente social que vive el alumno en el recinto, es decir, por el ambiente escolar (de lo cual el maestro y la dirección de la escuela forman parte activa).

Esta situación la reconoce Zoraida Garbizo cuando afirma que “es incorrecto absolutizar el papel de la escuela o el maestro en la formación de valores pues esta jerarquía se forma en el individuo en su interacción con las diferentes esferas de la vida: Familia, comunidad, trabajo, ambiente físico, ambiente social” 8,

Un punto de vista contrario, precisamente el que critica Marx (punto de vista propio de las ilustraciones francesa y alemana), es el siguiente: “Un argumento fuerte y consensuado a nivel internacional, incluyendo a América Latina, es el que toma su inspiración del preámbulo de la Constitución de la UNESCO: “Puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres que deben erigirse baluartes de paz.” Así también, se considera que las situaciones violatorias de los derechos humanos se deben a situaciones des-educativas que se gestan en las mentes de aquellos hombres que mayor responsabilidad tienen de resguardarlos, pero también de los individuos y de los pueblos que los toleran, lo que manifiesta nuestra pérdida de la capacidad de asombro, de crítica, de denuncia.

  1. En síntesis, se trata de una pérdida de valores.
  2. Para recuperarlos, se indica, hay que volver a las mentes y a los corazones de los hombres para fincar principios y valores que auguren una convivencia justa y fraternal” 9,
  3. Según este punto de vista, la acción modificativa debe estar dirigida no a las condiciones materiales de vida de los hombres, sino a las mentes, a la conciencia de las personas.

De lo que no se dan cuenta los que así piensan – ¡los que no son pocos!- es que intentar cambiar las mentes para que como consecuencia cambie el ser es como arar en el mar. Las ideas de los hombres son cristalizaciones, sublimaciones, volatilizaciones de las condiciones materiales de vida.

  1. Uno puede desterrar una idea de la cabeza de un hombre con la acción consciente sobre él, pero a renglón seguido y como consecuencia de la práctica revolucionaria de este hombre la idea desterrada vuelve a posarse en esta cabeza y vuelve a tomar cuerpo en su actividad.
  2. Las condiciones materiales de vida en que viven los hombres reproducen a cada momento la vida espiritual de la sociedad y en particular, los valores que sustantiva esa sociedad y de los cuales los individuos son personificaciones.

El intento de la escuela de formar valores a la fuerza, es decir, actuando a espaldas de la realidad social sólo puede conducir, en el mejor de los casos, a la formación de una doble moral. Desde esta posición, el alumno intentando quedar bien con sus preceptores, asume exteriormente una moral con un sistema de valores formales, pero en esencia y después en la vida social en general, asume otra que en nada tiene que ver con la primera y que muchas veces contradice aquella (la moral formal).

Solo por medio de la práctica se puede modificar las condiciones materiales de vida, para que con ello cambie el pensamiento y los valores de los hombres. Por eso, la educación de los valores ocurre solo en y por medio de la práctica. La práctica es la actividad adecuada a fines. Comúnmente el concepto de la práctica se malinterpreta.

Se olvida el aporte que hizo C. Marx acerca de esta categoría. Se sigue la tergiversación que se dio del marxismo en la escuela oficial soviética. Por ejemplo, en textos soviéticos se define la práctica como “la actividad material, sensible-objetual del hombre, que tiene en su contenido la asimilación y transformación de los objetos naturales y sociales y que constituye la base y fuerza motriz del desarrollo de la sociedad humana y el conocimiento” 10,

  1. Esta definición identifica la práctica con el trabajo físico humano (es decir, con la actividad material y sensible-objetual).
  2. Por eso es común ver que se separe de la práctica la actividad cognoscitiva, la actividad valorativa y la actividad comunicativa, entre otras.
  3. Y se colocan estos tipos de actividad al lado de la actividad práctica, sin ver que todas ellas (los tipos de actividad en cuestión) son formas de la práctica humana.

Nótese que esta tergiversación tiene, entre otras, consecuencias teóricas. Por ejemplo, afecta la teoría marxista del criterio de la verdad. Si la práctica no es todo tipo de actividad humana adecuada a fines, si no es todo tipo de actividad netamente humana, (pues la “netamente humana” es la que es adecuada a fines), entonces la práctica no puede ser el criterio universal de la verdad.

  1. Es fácil ver que en muchos textos, la práctica se reconoce como criterio de la verdad.
  2. Pero la práctica para C.
  3. Marx no solo es criterio de la verdad, sino que es también criterio universal de la verdad.
  4. Esto quiere decir que todo criterio de la verdad, ya bien sea el criterio valorativo como el criterio lógico, etc., son formas de la práctica, caen dentro de la práctica como criterio de la verdad, es decir, están recogidos dentro del criterio de la práctica.

Los que afirman una concepción de la práctica como el tipo de actividad humana material, sensible-objetual, etc. Tienen que poner al lado del criterio práctico de la verdad otros criterios (el valorativo, el lógico, etc.) y negar el carácter universal de la práctica como criterio de la verdad.

  1. Marx, aunque no es del todo claro en su concepto de práctica pues no da una definición explícita, da las pautas para acceder a su definición filosófica.
  2. Al respecto señala; “El defecto fundamental de todo el materialismo anterior –incluido el de Feuerbach- es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo.

De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva.

Por eso, en La esencia del cristianismo sólo considera la actividad teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación “revolucionaria”, “práctico-crítica”” 7, En la cita anterior Marx es claro: la actividad subjetiva es actividad práctica.

Por ello, para él la actividad comunicativa, la actividad valorativa, la actividad cognoscitiva, etc. son formas de la práctica. Al respecto añade: “Feuerbach, no contento con el pensamiento abstracto, apela a la contemplación sensorial; pero no concibe la sensoriedad como una actividad sensorial humana práctica” 7,

  1. Y afirma a continuación: “La vida social es, en esencia, práctica.
  2. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica” 7,
  3. Y termina afirmando: “A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad práctica, es a contemplar a los distintos individuos dentro de la “sociedad civil”” 7,

En todas estas tesis, Marx es bastante claro: Por práctica no puede entenderse solamente la actividad material, sensible-objetual del hombre. La práctica comprende todo tipo de actividad netamente humana (La actividad es un atributo de la materia. La materia es activa).

  • La forma netamente humana de la actividad es lo que llamamos práctica.
  • Es netamente humana una actividad cuando es adecuada a un fin.C.
  • Marx en El Capital señala: “Los factores simples que intervienen en el proceso del trabajo son: la actividad adecuada a un fin, o sea, el propio trabajo, su objeto y sus medios” 11,

Como puede verse, para Marx queda claro que lo esencial en el trabajo es la actividad adecuada a un fin; que, por tanto, toda actividad adecuada a un fin es una forma de trabajo (ya bien sea intelectual, espiritual, etc., como físico). En esta propia obra señala: “Una araña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de los panales de las abejas podría avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obra.

Pero hay algo en que el peor maestro aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal.

El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que el sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad” 11,

  1. Puede verse que, para Marx, la adecuación a un fin preestablecido es esencial en la actividad del hombre.
  2. Lo esencial en la práctica es la unidad de lo material y lo ideal.
  3. La práctica, a la par que se realiza sobre una materia dada, tiene dentro una idea, que es el fin mismo de la actividad.
  4. Por eso, toda actividad netamente humana, la que se realiza conforme a fines, es práctica.

Ya lo decía Marx: “la vida social es esencialmente práctica”. Puede solo cobrar sentido contraponer a la actividad práctica, la actividad teórica. En la teoría, el fin no está en el hombre, sino en el objeto. El fin de la teoría (de la actividad teórica) es reproducir idealmente el objeto.

Por eso, el fin yace en el objeto y no en el sujeto. En la actividad teórica, el hombre es medio para este fin. Pero esta contraposición no es absoluta, sino relativa. Cobra sentido sólo en la contraposición de la actividad teórica y la actividad práctica. Fuera de esta contraposición, la actividad teórica es actividad práctica también.

¿Por qué?, porque es actividad adecuada a fines también. ¿Cómo es que en la práctica tiene lugar el proceso educativo? Los valores son construcciones conceptuales en el sistema de las relaciones sociales. Según lenguaje de C. Marx son ideología, es decir, relaciones sociales de tipo ideológicas, o sea, que pasan por la cabeza de los hombres.

El bien y el mal, lo bonito y lo feo, lo justo y lo injusto, lo legal y lo ilegal, lo santo y lo profano, lo trágico y lo cómico, lo útil y lo inútil, lo sublime y lo ridículo, lo honesto y lo deshonesto, la valentía y la cobardía, lo heroico y lo bajo (lo vil), etc., son entidades que tienen existencia social, sí y sólo sí en el ámbito de las relaciones sociales.

No son propiedades naturales de los objetos materiales; no son inherentes a los propios objetos, sino que son proyecciones de las relaciones sociales sobre los objetos y fenómenos materiales (objetos que van desde un cuerpo material –como, por ejemplo, un vaso- hasta una conducta –dígase una acción humana).

  • En la literatura pueden verse disímiles definiciones de los valores.
  • Por ejemplo, para I.T.
  • Frolov los valores son “determinaciones sociales de los objetos del mundo circundantes, que ponen de manifiesto su significación positiva o negativa para el hombre y la sociedad” 12,
  • Este autor reconoce que los valores no son determinaciones naturales, sino sociales; y que son significaciones para el hombre y la sociedad.O.G.

Drobnitskii señala que el concepto de valor designa, en primer lugar, una significación positiva o negativa de un objeto, a diferencia de sus características cualitativas existenciales y, en segundo lugar, un aspecto normativo de la conciencia social, como esquemas de acción, etc.13,

Para este autor, los valores son esquemas de acción de la conciencia social. Y, ¿qué son estos esquemas de acción, sino otros tantos conceptos? Para Zaira Rodríguez Ugidos, “los valores como objetos o determinaciones espirituales no son otra cosa que la expresión concentrada de las relaciones sociales” 14,

¿Cómo es que, entonces, los hombres se apropian y personifican estas relaciones sociales, relaciones sociales que constituyen los valores? Se las apropia por medio de la práctica social. En el metabolismo de las relaciones sociales, las cuales existen como construcciones conceptuales, el hombre se apropia del valor.

Lo “descosifica”, lo des-objetiva al punto de personificarlo. La educación concluye cuando el educador logra que el educando personifique la relación social en cuestión, la relación social que constituye el valor. Pero no por la transmisión oral del valor, sino por la des-objetivación práctica del valor cosificado en el sistema de las relaciones sociales.

El educando puede saber perfectamente qué es la valentía. Pero a sabiendas de esto, puede actuar con cobardía. De lo que se trata es que incorpore a su conducta el actuar con valentía. En el hombre que actúa con valentía, el valor en cuestión existe en forma somatizada.

  1. No es tanto un estado de conciencia, no es tanto conocimiento, sino más bien un estado del soma, es decir, una personificación de las relaciones sociales.
  2. La relación social personificada toma cuerpo en el individuo.
  3. El individuo la vive como “pena”, “ira”, “asco”, “valentía”, etc.
  4. Claro que el individuo sabe, por ejemplo, lo que es la valentía (es decir, tiene una noción subjetiva del valor en cuestión).

Pero de lo que se trata es que lo incorpore a su forma de conducta, que lo sustantive en forma de soma. Los valores no existen fundamentalmente como conocimiento, sino como relaciones sociales. Y, ¿cómo es que en la práctica social tiene lugar esta apropiación? El camino es el mismo que el del conocimiento: El ascenso de lo abstracto a lo concreto.

  • La escuela de la lógica dialéctica, que arranca desde Hegel, desarrolló muy bien la teoría del ascenso de lo abstracto a lo concreto 15,
  • El punto de partida es lo concreto sensible: En este caso el concepto real, objetivo, o sea, la relación social, la relación hecha concepto.
  • Se trata de contemplar vivamente el valor en la actividad de los hombres que interactúan con nosotros o que nos rodean.

Por ejemplo, interactuamos con la valentía cuando vemos en otro o en uno o sobre uno una acción valiente. Por eso, por medio de la interacción con acciones valientes entramos en contacto con lo que es la valentía. Es necesario ver sobre uno o sobre otros la acción del concepto, es decir, de la relación social para aprehender el concepto hecho relación social.

  1. Esta es la fase de lo concreto sensible.
  2. A continuación le sigue la fase del ascenso a lo abstracto.
  3. Aquí, por medio del análisis y la síntesis, y de la abstracción entramos en posesión de la forma abstracta del concepto, de la separación de las partes del concepto, con conocimiento de lo esencial, de la ley que rige el objeto.

Le sigue la fase del ascenso a lo concreto pensado. Por decirlo así, por medio de la concreción, de “la síntesis de las múltiples determinaciones del objeto” llegamos al concepto concreto, pero ya con conocimiento de su esencia. Por último, le sigue la fase del paso a la práctica: De lo concreto pensado a la práctica.

  1. Se trata de reproducir en el accionar práctico el concepto, de proyectarlo como forma de conducta. Ya V.I.
  2. Lenin señalaba que “de la percepción viva al pensamiento abstracto, y de este a la práctica: Tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva” 16,

Y este es también el camino de la aprehensión del valor. La última fase es, por tanto, el paso a la práctica. Pero nótese que sólo en la repetición práctica, en la reiteración del accionar, el valor se objetiva en el soma del educando. Se ha observado que hay cuatro tipos de personas: 1) Los que nunca aprenden, los que chocan con el valor muchas veces y nunca lo aprehende ni lo logran reproducir.

  1. Esos son los retrasados mentales; 2) los que aprenden de varias experiencias y después de varios intentos lo logran reproducir, los que tienen que chocar varias veces con el concepto para apropiárselo.
  2. Esos son los hombres normales; 3) los que aprenden de la primera experiencia y lo logran reproducir en un solo intento.

Esos son los hombres de talento; y 4) los que aprenden de la experiencia ajena, los que no tienen que vivir el valor y les basta con verlo en la relación de otros para poderlo reproducir. Esos son los geniales. Genial o normal, retrasado o talentoso el sujeto tiene que llevar a la práctica el valor para somatizarlo, para hacerlo suyo, es decir, para personificarlo, o sea, hacerlo persona (hacerlo anatomía, fisiología, bioquímica, etc).

Pudiera plantearse que entre la práctica y el paso al soma hay una fase más. Es la etapa de la somatización. Aquí intervienen estructuras de conciencia, como la voluntad, la convicción, etc., que posibilitan esta somatización 17, De esta forma, el concepto vive como valor en el individuo y tiene lugar el proceso de educación.

Señalemos que estas fases existen sólo en la abstracción mental. En la realidad, este proceso es único, es una unidad de sus partes y se dan todas las fases al unísono, es decir, en un metabolismo social. Se comprenderá, por lo dicho, que la escuela puede hacer poco en el proceso de aprehensión del valor.

  • El proceso de formación de valores en los educandos ocurre, en lo fundamental, en el metabolismo de las relaciones sociales, es decir, fundamentalmente fuera del aula o del escenario docente.
  • En ocasiones, se le exige al maestro que en la escuela forme valores sin percatarse que este proceso en lo fundamental ocurre a espaldas suya.

Para que la escuela eduque, ella debe reproducir de forma abreviada el proceso de vida social. Debe ser un reflejo adecuado de la vida social. En ese caso, le da continuidad al proceso social de forma artificial. Según ideas de Vigotsky, la educación es el desarrollo artificial del niño.

Oscar Ginoris es claro cuando señala que una ley de la didáctica es aquella que plantea que la base económica de la sociedad determina el proceso escolar, que todo proceso de enseñanza – aprendizaje escolarizado está determinado, en todos sus elementos, por el contexto histórico – social al que pertenece 18,

Por eso, lo que hace la escuela es reorientar los valores que de hecho se forman en la vida social. La escuela reeduca; la sociedad, educa. La escuela reorienta los valores; la sociedad, los forma. Mientras que el niño es pequeño (de poca edad) es fuerte el influjo de la escuela en el proceso educativo, pero a medida que avanza en la edad (cuando ya se es joven) el ambiente social va ganando en importancia, y la labor educativa del maestro va perdiendo peso.

  • A la altura de los estudios universitarios, el peso de la escuela en la educación es mínimo.
  • La vida universitaria y el entorno social (es decir, la beca, el grupo, los amigos, etc.) forman más al educando que el propio maestro.
  • La universidad y en general, la escuela educa, entre otras razones, porque es un subsistema de relaciones sociales, un microsistema social.

Por eso, a medida que aumenta la socialización del individuo, el influjo de una persona individual, dígase el maestro, sobre otra persona individual, dígase el alumno, pierde paulatinamente significado, pues gana significado la diversidad. Aunque la educación en valores ocurre durante toda la vida de la persona, no es menos cierto que a medida que avanza en la edad la persona se hace más reacia al influjo educativo.

Las personas envejecen no sólo físicamente, sino también espiritualmente. Sólo en la sucesión de las generaciones humanas tiene lugar el progreso histórico de la educación en valores. Punto cardinal en este proceso, lo es la sustitución de una formación económico social por otra. Cada sociedad y cada época histórica trae consigo sus valores, de la misma forma que cada clase porta los suyos.

Aunque existe el elemento de lo universal en los valores, la educación de los valores es eminentemente relativa al grupo social y a lo contextual. Más exactamente, se atiene la dialéctica de lo relativo y lo absoluto. Un punto de vista vigente, con bastante fuerza en la pedagogía oficial es aquel que estipula que cuando se instruye se educa, que hay unidad entre la educación y la instrucción, pero se interpreta esta unidad de forma tal como que esta educación es planificada por el maestro.

  1. Esto se conoce como una ley de la didáctica.
  2. Según Delci Calzado Lahera se enuncia como ley de la unidad de la instrucción y la educación, y expresa la idea del hecho de la unidad e interacción como concatenación objetiva y necesaria entre la instrucción y la educación 19,
  3. Pestalozzi decía que no había educación sin instrucción y que no reconocía como instrucción aquello que no tuviera efectos educativos 19,

Según Oscar Ginoris, la identificación de esta ley hace posible la comprensión de que el proceso de enseñanza – aprendizaje no es aséptico de una posición axiológica específica. Y añade que si aceptáramos lo contrario y en el propio proceso lo intentáramos ya, de hecho, estuviéramos ejerciendo una influencia educativa; podríamos formar valores y actitudes específicas, y esto es una determinada acción educativa 18,

El hecho de que al instruir se educa no quiere decir que se educa necesariamente como el maestro quiere y pretende. Mientras que el proceso de instrucción transcurre de forma planificada y consciente, (pues el maestro debe planificar de forma consciente el proceso de instrucción y éste se realiza normalmente de acuerdo a lo planificado), la educación, que no deja de ser intencionada por parte del maestro, trascurre de forma objetiva y con elementos de espontaneidad.

La educación que deriva del proceso de instrucción y la que deriva del proceso de educación intencionado por parte del maestro, no es idéntica a lo pretendido. El quiere ser, es decir, la esfera teleológica, y el debe ser, es decir, la esfera deontológica, no coinciden necesariamente con la forma del ser, es decir, esfera ontológica.

El maestro, la escuela, el estado pueden pretender formar este o aquel valor, esta o aquella convicción pero el resultado a que avoca el proceso educativo puede no corresponderse con esta pretensión. De hecho la mayoría de las veces no se corresponde. La historia se hace de tal forma que el hecho histórico es la resultante del paralelogramo de fuerzas que se forma del choque de un sinnúmero de voluntades; hecho histórico que no se corresponde con una voluntad en específico, sino que es objetivo.

A decir de Engels, “la historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida; son, pues, innumerables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una resultante –el acontecimiento histórico-, que a su vez, puede considerarse producto de una fuerza única, que, como un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad.

  • Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone el otro, y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido.
  • De este modo, hasta aquí toda la historia a transcurrido a modo de un proceso natural” 20,
  • Desde este punto de vista, punto de vista que comparten los autores, la formación de los valores en los educandos es un proceso objetivo, histórico-natural, es decir, de ningún modo direccionado por el maestro.

En otras palabras, no puede ser en lo fundamental planificado conscientemente. Escapa, en lo fundamental, a la voluntad del maestro. En el paralelogramo de fuerzas que tiene como resultante la formación del valor en el educando, el vector-fuerza que representa la voluntad del maestro es un elemento más; importante pero no definitorio.

Desde este punto de vista, el maestro interviene como un componente del proceso. Entra en la composición de la resultante; participa pero no define, no determina el resultado. Esta influencia de la sociedad y el maestro en la educación la concientizan Marx y Engels al señalar: “Los comunistas no han inventado (la) injerencia de la sociedad en la educación, no hacen más que cambiar su carácter y arrancar la educación a la influencia de la clase dominante” 21,

La labor del maestro es influyente de manera importante. El maestro puede dar las vías para que el alumno tome el camino correcto, se reoriente adecuadamente. La vida individual se hace de tal modo que a cada paso se abren posibilidades de desarrollo y se cierran otras.

  • El maestro puede “empujar al alumno por la puerta adecuada, es decir, deseada”.
  • Este acto influyente del maestro es activo para con la formación de los valores en el estudiante.
  • Al mismo tiempo, este factor influyente del maestro y la escuela en la formación de los valores en el alumno no puede absolutizarse.

Muchos teóricos de la educación, en particular de la teoría de la formación comunista de las jóvenes generaciones absolutizan este elemento al hiperbolizar el mismo. Tal es el caso de G. Labarrere y G. Valdivia. Estas autoras afirman que “la teoría de la educación comunista estudia el proceso encaminado a la formación de convicciones, puntos de vista y cualidades de la personalidad, a la formación de actitudes que caracterizan el comunista en su vida social” 22,

Aquí, en esta definición, se da por sentado que la educación escolar forma, en el sentido literal de la palabra, valores. Según Labarrere y Valdivia, la educación es un proceso organizado y dirigido, basado en la actividad y la comunicación 22, Según ellas, Lenin destacó que la educación no puede estar desvinculada de la política, que la educación es un arma en la lucha ideológica, que la educación comunista responde a los intereses del proletariado 22,

Lo anterior es cierto. Todas las clases hegemónicas que han pasado por la historia han hecho política con la influencia de la escuela en la educación. Lo que no es cierto es que la educación comunista “forme”, en el sentido literal de la palabra, convicciones, puntos de vista y cualidades personales, es decir, valores en los educandos de forma planificada y consciente, de forma “organizada y dirigida”.

  • Labarrere y Valdivia consideran este proceso como consumado, es decir, que si se hace bien debe dar los frutos deseados 22,
  • Si eso fuera así, todas las clases que han pasado por la historia, como clases hegemónicas, hubiesen perpetuado su poder, pues hubiesen formado a las nuevas generaciones a tenor de sus intereses sin resistencia ni rebeldía, lo que de hecho no ha sucedido.

No se puede formar valores en las personas de forma organizada, consciente, planificada, dirigida. El proceso de formación de los valores es fundamentalmente objetivo y espontáneo. CONCLUSIONES El análisis realizado muestra que el marxismo:

Admite que la educabilidad del hombre es factible, posible. Considera que no es un proceso planificado, consciente, organizado y dirigido. Considera que es un proceso objetivo y, fundamentalmente, espontáneo. Admite que la participación del maestro es influyente, y que esta influencia es activa. Y admite que la escuela educa en la medida que reproduce de forma artificial la vida social.

¿Cómo se genera la riqueza en el marxismo?

Puesto de forma sencilla, Marx penetra el mercado, el dinero y la división del trabajo y se encuentra con que la riqueza de la sociedad está basada en la explotación de un grupo social por otro. El valor que crea el asalariado en la producción capitalista es mayor que lo que recibe como salario.

¿Cuál es el pensamiento de Karl Marx?

El marxismo busca una clarificación crítica y racional de la conciencia. Tal clarificación ha de huir: Del idealismo hegeliano que reduce las manifestaciones de la realidad a formas de conciencia. De una concepción abstracta del ser humano que no tome como base su forma de vida, su clase y su historia.

¿Qué es la plusvalia en el marxismo?

La plusvalía es una parte de la producción que no se paga a los trabajadores, sino parte de la ganancia del empleador. Se la diferencia entre el valor del producto total y el salario ganado por los trabajadores. Marx hizo una distinción entre los diferentes tipos de plusvalía que hay.

¿Cuáles son las formas de valor?

Introducción La teoría del valor trabajo tal como la desarrolló Marx ha sido fuente de inagotables debates 1, Este artículo se propone exponer dos problemas o situaciones de la controversia en la actualidad dentro de la teoría del valor: primero, cómo los trabajos concretos se vuelven trabajo social -abstracto- 2 ; esto es, cómo los trabajos privados se socializan en un mercado descentralizado, lo que Marx denomina esquema mercantil simple.

El segundo aspecto tiene que ver con el estatus del valor con respecto al dinero; o sea, el valor mismo con la forma del valor. Se plantea que uno de los problemas de fondo de las teorías del valor es la hipótesis de nomenclatura, la cual supone que la economía parte de un sistema de bienes físicos, donde el dinero solo se introduce una vez hechas las transacciones o realizada la actividad económica para formar los precios, esto sin importar que el dinero se considere neutral o no.

Se puede reconocer a Marx como uno de los pioneros 3 en intentar romper con dicha perspectiva, ya que concibe al dinero como primer objeto social, o por lo menos intenta introducirlo en relación directa con la mercancía -por ende, con el valor-. Sin embargo, su postura necesita aclaraciones de fondo ( Benetti & Cartelier, 1980 ; Castaingst, 1984).

La cuestión que se encuentra actualmente es saber si se puede formular un sistema teórico que haga compatible la introducción del dinero con las teorías del valor. Como es sabido, Benetti (1990) demostró que, tanto en la teoría neoclásica como en la neoricardiana -en su estado actual-, era insuperable dicho planteamiento, que ha sido corroborado para la teoría marginalista, recientemente por Nadal (2019),

Para el caso de la teoría del valor-trabajo en Marx o teoría marxista del valor, el debate se vierte entre quienes consideran que se ha logrado dar con la manera de integrar valor y la forma del valor; o sea, entre la introducción del dinero en la teoría del valor trabajo 4,

No se hace referencia a la célebre transformación de valores a precios, sino al aspecto más puro de la teoría del dinero; en otros términos, en cómo surge de un sistema de mercado el estatus del dinero como relación social y por consiguiente como formadora de precios. Otros autores piensan que el dinero antecede lógicamente al valor, por lo que es innecesario hablar de la integración 5 de dinero y valor.

El desafío teórico ha sido afrontado dentro de la tradición marxista como un problema resuelto al considerar que los precios P se justifican tomando un numerario donde el dinero connotado como $ estaría representado de la siguiente forma: Los precios, P*= ($/horas Trabajo) (horas trabajo / producto realizado); por tanto, P*= $/producto realizado Como se observa, los que mantienen esta postura sostienen que se “resuelve” tanto la homogenización de distintos trabajos concretos y la integración del dinero al circuito de mercancías.

Aunque metodológicamente es correcta la valoración de que el dinero $, ya sea fiduciario o dinero mercancía queda sin ser resuelto, porque el valor no tiene una proporcionalidad con el dinero, por ejemplo 1$= 1 hora de trabajo, lo cual arroja el análisis al campo de las probabilidades y aproximaciones; no obstante, nunca se acerca a una contabilidad segura y cerrada.

En cambio, una de las características metodológicas de este artículo es que la resolución que se propone parte de una visión en conjunto de los dos problemas; es decir, se pugna por una unidad de cuenta al dinero, debido a que este remedia las principales dificultades por la forma de homogeneizar los trabajos privados a trabajo social, y la necesidad de que el dinero sea lógicamente anterior al valor.

Todo parece señalar que el problema de la socialización de los trabajos concretos es muy difícil de resolver sino se pone al dinero como unidad de cuenta y magnitud social. En ese sentido, se puede decir que la perspectiva es una solución monetaria que parte de Marx en lo que respecta a su metodología integral entre bienes y dinero.

Las ideas aquí desarrolladas son en gran medida tomadas por autores pioneros en la idea del dinero ex ante al valor, sin tener que considerar un sistema subjetivo de precios-valor ( Benetti, 1990 ; Benetti & Cartelier, 1998; Cataño, 1992 ; Guzmán, 2018 ; Castaingts, 1984 ).

Hoy en día, se tienen distintos matices para aceptar o no la discusión de la integración del dinero al valor-trabajo o de cómo surge en un sistema descentralizado de mercado el dinero, pero aquí se entiende que el núcleo del análisis se encuentra en la metamorfosis de la mercancía y en la forma mercantil simple, este último incluye el equivalente general, la forma relativa y la cristalización fija del valor.

Los autores detractores como críticos no han señalado lo suficiente, cuando lo han considerado, las implicaciones de desviaciones entre valor y precio desde el tomo I de El capital. En su mayoría, lo han tomado como un problema de la transformación de valores a precios del tomo III, de modo que este escrito propone contribuir en dicha cuestión.

Si es correcto este análisis, se ahondaría en la imposibilidad de la integración valor-forma del valor. El artículo presenta una crítica general a la teoría del valor trabajo en dos tópicos: la imposibilidad actual de integrar la heterogeneidad de trabajos con el dinero y su relación con el trabajo concreto y abstracto.

Se presenta una perspectiva monetaria que antecede lógica y teóricamente al valor, para con ello resolver el problema de la integración y señalar algunas implicaciones. La pregunta que a la que se intenta dar respuesta e ilustrar este trabajo es la siguiente, ¿cómo la moneda puede validar los trabajos concretos y volverlos sociales? La respuesta que se desarrolla aquí es analítica más que matemática.

El trabajo presenta dos apartados, el primero expone claramente el problema y sus implicaciones, así como algunas posibles soluciones. El segundo ahonda en una solución monetaria, se termina con la conclusión y sus respectivas referencias bibliográficas. La relación forma del valor y el trabajo concreto y abstracto El valor trabajo como teoría y categoría dentro de la obra de Marx 6 tiene distintos matices, pero su núcleo parte en la consideración de su forma y contenido.

La mercancía y el valor son en ciertos aspectos inseparables como expresión histórica específica. La mercancía tiene una forma natural y una forma social, dicho de mejor forma, contiene un valor de uso y un valor de cambio 7, En tanto que el valor es: valor y forma del valor; el valor es contenido y expresión a su vez en sustancia y en magnitud, en tanto que la forma del valor es la expresión misma o propia del valor.

La forma de expresión del valor es la siguiente: el valor en cuanto expresión de sustancia es el valor abstracto, del cual toda mercancía para ser mercancía, contiene trabajo humano y social, el trabajo humano empleado en la realización de una mercancía. La magnitud del valor es el tiempo de trabajo socialmente necesario en la creación de una mercancía.

La forma del valor es la expresión monetaria del valor, el precio. Lo anterior, en una síntesis apretada, refiere a las características del valor trabajo concebido por Marx en El capital. Al respecto sobre el trabajo privado y social, o concreto y abstracto, hay que señalar que los conceptos pueden tomar distintos matices, pero la idea central es que el mercado socializa los trabajos individuales catalizándolos en una misma sustancia, el trabajo homogéneo, el trabajo abstracto pero que aparecen como distintas mercancías.

Aquí se podría señalar cierta crítica a la presentación social del mercado que es el fetichismo, por cosificador, pero hay que entender que el mercado subsiste gracias a la relación social de intercambio y más aún, no existe la dualidad producción intercambio, sino una unidad social, entre creación y magnitud social.

Pero el problema, que nos parece central, al cual Marx intenta resolver, es que los intercambios en un mercado descentralizado se realizan a través de un objeto físico y social -el dinero- en la génesis del desarrollo de las categorías magnitud y sustancia del valor.

  • De hecho, no podría ser de otra manera, aquí empieza la cuestión de cómo se va desarrollar la teoría entre valor y forma del valor.
  • ¿A qué tipo de relación se hace referencia?, ¿es una relación directa?, Marx señala que es una relación de equivalentes, como no podría ser de otra forma, se entrega una unidad y se recibe la misma en proporción y equivalencia.

Sin embargo, todo parece indicar que, Marx es claro en sus enunciados, pero no aclara de fondo la problemática en lo que respecta a la relación entre valor y forma del valor. Dicha discrepancia es evidente en el tomo I de El capital, ante esta ambigüedad se ha tomado, generalmente, una conceptualización dialéctica 8 y no optar por una clarificación numérica, sí es que la hay, por sencilla que fuese 9,

Para ilustrar lo señalado se recurre a la fuente: Ahora bien, el que el precio, en cuanto exponente de la magnitud de valor de la mercancía sea el exponente de la relación de cambio entre ella y el dinero, no significa, por el contrario, que el exponente de esta relación de cambio por el dinero sea necesariamente su magnitud de valor.

Supongamos, por ejemplo, 1 quarter de trigo y 2 libras -equivalentes sobre poco más o menos de 1/2 onza de oro- contengan la misma cantidad de trabajo socialmente necesario. Las 2 libras serán en este caso la expresión en dinero de la magnitud de valor de 1 quarter; es decir, su precio.

Pues bien, si las circunstancias permiten cotizar el trigo a razón de 3 libras u obligan a venderlo a 1 libra, tendremos que estos precios de 1 y 3 libras, aun siendo excesivamente reducido el primero y demasiado alto el segundo para expresar la magnitud de valor trigo, son, a pesar de ello, los precios de dicho cereal, por dos razones: porque son la forma de su valor en dinero y porque sirven, además, de exponentes de la relación en que se cambia por este.

Siempre y cuando no se alteren las condiciones de producción ni la fuerza productiva del trabajo, la reproducción de un quarter de trigo seguirá costando el mismo tiempo de trabajo social que antes. Es decir, que la forma precio entraña ya de por sí la posibilidad de que medie una incongruencia cuantitativa entre el precio y la magnitud de valor.

( Marx, 2014, p.97) La última parte del parrado citado: “es decir, que la forma precio entraña ya de por sí la posibilidad de que medie una incongruencia cuantitativa entre el precio y la magnitud de valor”, Marx lo justifica en el análisis de la metamorfosis de la mercancía; no obstante, señala un problema fundamental para el estudio del dinero y el valor.

Las divergencias entre valores y precios, aunado de la transformación de trabajos privados a sociales, hacen el problema de una complejidad que ha durado más de un siglo. Generalmente las soluciones han venido en la célebre transformación de valores a precios en el tomo III, pero como se ha señalado con la cita anterior, el problema se presenta desde el tomo I y persiste en el III.

  1. Si se es consecuente, el problema de las divergencias entre valor y precio no pueden ser medibles, sino solo como probabilidades de divergencia o convergencia.
  2. Esto se evidencia cuando Marx señala el problema de las divergencias -incongruencias- numéricamente, a pesar de que curiosamente no da un ejemplo de cómo resolverlo numéricamente.

Si Marx es consciente de la incongruencia cuantitativa entre valor y precio, aspecto que él considera menor o propio del método científico debido a la metodología de abstracción que emplea, propia de la metodología cartesiana o galileana ( Fernández, 2019 ), se presenta otro asunto intrínsecamente relacionado a ello, la existencia de heterogeneidad de trabajos.

  1. Al respecto, como casi todo de lo que escribió Marx, ha sido fuente de inagotables debates, es pertinente plantear de forma clara a qué se hace referencia.
  2. La división social del trabajo y los distintos trabajos específicos, del panadero, carpintero, campesino, etcétera, hacen un abanico de trabajos concretos o privados que se socializan en el mercado, sus trabajos en sí son parte de la matriz de trabajos sociales o del trabajo abstracto, que potencialmente se realizará en la socialización del mercado.

Por tal razón, si no se realizan o venden sus productos -salto mortal de la mercancía- su trabajo no es validado socialmente. Más aún, dicha heterogeneidad de trabajos concretos necesita una homogenización, incluso cuando todos son trabajos abstractos -porque son sustancia de valor, aunque no realizada o validada-, pero que en realidad se presentan como concretos y necesitan regresar a la matriz de validación social, al catalizador, el mercado, porque no son iguales hablando en términos de magnitud y mucho menos de valores de uso.

Es necesario que de dicho caos surja una medida de conmensurabilidad, el problema es cómo se resuelve. Marx señala un camino con dos matices distintos, uno en la dirección correcta y el otro demasiado simplificado, se da cuenta del problema al cual no tiene la certeza de cómo resolverlo. La primera pista correcta es: Se pasa por alto que las magnitudes de cosas diferentes solo pueden compararse cuantitativamente reduciéndolas a la misma unidad.

Solo en cuanto expresiones de la misma unidad tienen un denominador común y son, por tanto, conmensurables. ( Marx, 2014, p.53) El problema surge cuando Marx reduce no solo los distintos trabajos concretos a trabajo simple, sino también los trabajos complejos: n todo proceso de formación de valor siempre es necesario reducir el trabajo calificado a trabajo social medio, por ejemplo, un día de trabajo calificado a x día de trabajo simple.

  • Si suponemos, por consiguiente, que el obrero empleado por el capital ejecuta un trabajo social medio simple, nos ahorramos una operación superflua y simplificamos el análisis.
  • Marx, 1985, p.240) Es relevante que Marx lo conciba como un problema de contabilidad y aritmética, al señalarlo como “operación superflua”, y no un problema teórico.

Si bien, en un párrafo antes, Marx parece contradecirse: El trabajo que se considera calificado, más complejo con respecto al trabajo social medio, es la exteriorización de una fuerza de trabajo en la que entran costos de formación más altos, cuya producción insume más tiempo de trabajo y que tiene por tanto un valor más elevado que el de la fuerza de trabajo simple.

  1. Siendo mayor el valor de esta fuerza, la misma habrá de manifestarse en un trabajo también superior y objetivarse, durante los mismos lapsos, en valores proporcionalmente mayores.
  2. Sea cual fuere, empero, la diferencia de grado que exista entre el trabajo de hilar y el de orfebrería.
  3. Marx, 1985, p.239).

Dicha cita es sumamente problemática para la teoría estándar del valor trabajo, Marx se percata y “corrige” reduciéndola a que todo trabajo se entienda como un promedio de trabajo simple, ¿qué tan válido es dicha forma de proceder? Metodológicamente es aceptable, pero dentro del marco teórico que propone Marx es inadmisible -véase lo que está en juego-.

Como ha señalado Nadal (1984), la homogeneidad dentro de un modelo de equivalentes es posible en un sistema social de intercambio. El problema surge en cómo se forma ese sistema o qué se emplea como medida de homogeneidad. En Marx no hay nada que reprochar sobre cómo intenta construir el sistema, el problema es la medida de homogeneidad que construye, porque al adoptar el valor trabajo como engrane del sistema significa en considerar que todos los trabajos son homogéneos, no en su expresión monetaria que es ya mucho decir, sino en su magnitud de tiempo de trabajo -supuesto de equivalencia-.

Y lo mismo se pude decir para el dinero mercancía. Pero, eso es problemático por la razón de que los productos de trabajo en cantidad y calidad no responden a las magnitudes iguales de trabajo, como Marx reconoce -y de ahí su simplificación de un promedio de trabajo simple-.

Hay que preguntarse cómo pasar del caos, de trabajos heterogéneos, al orden del mercado de trabajo homogéneo, no en términos físicos sino de abstracción -si se quiere matemáticamente-, ahí es donde entra la idea de sustancia y magnitud de trabajo social; sin embargo, el problema no recae principalmente en la reconstrucción de las relaciones sociales de intercambio en un sistema homogéneo como equivalentes, que es ya un enorme avance, se comprende que el fallo radical de la teoría de Marx como crítica a la economía política, y con ello a la economía en conjunto, es desarrollar una base de homogeneidad bajo el principio de equivalentes, con la idea que la igualdad del intercambio es condición del mismo intercambio basado en mismos tiempos de trabajo.

Como idea ética o jurídica no suena mal, pero como idea de mecanismos de precios es una simplificación excesiva, pues la naturaleza de la división social del trabajo es complejísima, de ahí que el dinero tenga que interponerse lógicamente como anterior, independientemente de lo que se pueda postular sobre el valor.

Parece ser que las asimetrías en el intercambio, por mínimas que puedan ser, han sido una idea mal aceptada por estar en el centro de la misma idea, una especie de injusticia, de hurto o engaño. Por ello, el dinero como medida del valor y no como expresión del valor parece ser un análisis más correcto, esto dentro del campo de los sistemas homogéneos de intercambio.

El acceso de un productor al sistema con una cantidad dada de dinero puede ser igualmente objetiva al evaluar su salida, si esta fue mayor o menor antes o durante su acceso al sistema de intercambios. En lo que respecta a los problemas con el dinero mercancía, que se verá más abajo con mayor profundidad, es lo mismo que con reducir los distintos trabajos a un promedio, dado que el sistema se presentaría inestable al aceptar variaciones propias de los distintos trabajos relacionados.

Como ya se ha señalado, la relación forma del valor y el valor conlleva directamente a la problemática de reducción del trabajo simple y complejo. No habría dificultad en aceptar un promedio de trabajo o una reducción a todo trabajo como trabajo simple, si lo anterior pudiese ser explicado en un sistema monetario donde se den a conocer o explicasen las incongruencias entre valor y precio en su aspecto de intercambio mercantil simple.

Aunque la dificultad no es solo matemática, sino teórica, es necesario ver algunas implicaciones de las respuestas matemáticas 10, La mayoría de autores han optado por el camino de elegir una A matriz de coeficientes técnicos y N matriz de trabajos concretos, del cual se emplean para obtener los valores trabajos. Donde: V 0′ es vector de los valores-trabajo, a0, el vector de los coeficientes de trabajo directo, A es la matriz de insumos intermedios -incluida la depreciación de capital fijo-, e I la matriz identidad, que supone su forma desarrollada; en otros términos, el factor común de la suma de los coeficientes de trabajo directo a0′ y la inversa de Leontief 12,

De acuerdo a Guerrero (2000), el problema teórico se resuelve de forma matemática, al tener presente que: Supongamos que existen m clases distintas de trabajo y n mercancías. En ese caso, la matriz A se amplía para convertirse, en vez de una matriz nxn en una matriz (n+m)x(n+m), donde las m últimas filas son los coeficientes de trabajo directo de cada una de las m clases de trabajo existentes, y las m últimas columnas son los consumos necesarios para reproducir cada uno de esos tipos de trabajo.

Lógicamente, la nueva matriz ampliada, A(n+m)x(n+m), podría partirse en otras cuatro, de dimensiones, respectivamente, nxn, nxm, mxn y mxm, siendo esta última una matriz cuadrada nula. ( Guerrero, 2000, p.5) Este aspecto puede tomar distintas soluciones, donde la condición de salarios positivos para las distintas ramas técnicas de la producción cumpla el desarrollo de una estructura salarial. Donde a es un escalar que representa la participación de la masa salarial total en el consumo privado total; c es un vector columna (nx1) que recoge la distribución porcentual del consumo privado entre las distintas n ramas de la economía, y n’ es el vector fila, 1xn, que refleja la distribución sectorial del empleo ( Guerrero, 2000, p.7).

Según Guerrero, el valor trabajo directo es homogéneo al convertirlo en masa salarial de acuerdo a los distintos sectores de producción, pero hay que tener en cuenta que dicha explicación es incoherente con la misma que da del trabajo homogéneo, puesto que este vendría a ser la suma de los trabajos directos, y si se esquematiza, lo que vendría a explicar es que el trabajo directo o privado es presupuesto, pero a la vez resultado para encontrar el trabajo homogéneo.

Suponiendo que es correcta la homogeneización de trabajos concretos o directos 13, las limitaciones que presenta es que, la heterogeneidad de trabajos directos se anula, con ello se reduce también la heterogeneidad de bienes, debido a que no se distinguen los distintos métodos de producción, pues solo recogen el consumo improductivo.

  • La solución para integrar diversidad de bienes y trabajos concretos conlleva a tener una estructura de salarios positiva.
  • Esta nueva condición, la aceptación de distintos bienes y trabajos heterogéneos, llevan una interdependencia donde depende de un vector de salarios positivo.
  • Lo anterior no tiene ninguna novedad, solo que: Es este tipo de interdependencia entre los datos de una economía que, en el marco clásico, sirve de base para la determinación de las relaciones de cambio entre las mercancías por los valores-trabajo, la cual no tiene un alcance general, como es sabido desde Ricardo ( Klimovsky, 2014, p.18).

Además, hay que tener en cuenta que: a determinación de las relaciones de cambio entre las mercancías por las cantidades de trabajo incorporado no tiene un alcance general porque depende de la composición del capital, lo cual significa que los datos relativos a los insumos de bienes y trabajo no pueden ser independientes.

Esta hipótesis, conocida como idéntica composición técnica del capital, es una condición suficiente, pero no necesaria, aún mucho más restrictiva que la uniformidad de la composición en valor del capital, la cual establece una relación peculiar entre el precio de los medios de producción y las cantidades de trabajo ( Klimovsky, 2014, p.13).

En síntesis, los modelos de algebra matricial tiene dos opciones, reducir los trabajos heterogéneos a costa de reducir conjuntamente los bienes o modos de producción, y reducir los trabajos heterogéneos, incluso manteniendo la heterogeneidad de bienes, a pesar de que cualquiera de las dos soluciones implica suponer lo que se quiere demostrar.

Es decir, la reducción de trabajos concretos a trabajo abstracto es a la vez supuesto y resultado 14, Pero, peor aún, no aclaran qué relación existe entre la masa salarial con respecto al valor de la mercancía, suponiendo dos cosas, la primera, que el producto es numerario del valor de la masa salarial y el excedente y segunda que la relación entre valor y salario es proporcional.

Tiempo, dinero y valor se vuelven solo salario, una simplificación inadmisible desde el punto de vista contable y analítico, ya que se supone en estos análisis de algebra matricial que los precios P*= ($/horas trabajo) (horas trabajo / producto realizado); por ende, P*= $/ producto realizado.

Se observa la primera expresión ($/horas trabajo), para poder aceptar dicha expresión, aunque después las horas de trabajo se vuelven 1 -coloquialmente se eliminan-, hay que poner atención a $ que es el valor del producto y del salario, dicho dinero lo consideran proporcional al trabajo vivo o abstracto en los trabajos más recientes de Moseley (s.f.) dice: l supuesto clave de la teoría del valor trabajo de Marx: que el valor monetario recién producido en el periodo actual en la economía como un todo es proporcional a la cantidad de trabajo socialmente necesario utilizado durante ese periodo, con el valor monetario producido por hora (m) como factor de proporcionalidad (Moseley, s.f., p.4).

Pero ese aspecto de proporcionalidad no es evidente, hasta va en contra de la idea de Marx de que en el precio media una incongruencia cuantitativa entre este y la magnitud de valor. Los que han pensado haber dado con la solución matemática -¡por lo tanto, también teórica! – señalan, incluso, la evidencia empírica basada en modelos econométricos.

De hecho, la tradición marxista ha insistido en que la teoría se ve confirmada por la observación empírica estadística y acuden a Ricardo para su confirmación, como es sabido Ricardo se percató de las deviaciones de los valores -precios relativos- con las distintas composiciones de capital, y predecía una probabilidad de desviación.

Por consiguiente, según esta perspectiva, que las observaciones entre valores y precios son las que econométricamente mejor se correlacionan en comparación con otros bienes físicos. Sin embargo, como se ha argumentado a lo largo del texto, el problema no es matemático o estadístico, sino teórico y en todo caso lógico.

Dicha perspectiva no reflexiona acerca de dos asuntos fundamentales que en la obra de Marx se dejan establecidos y, que más aún, son parte de los fenómenos de la metamorfosis de la mercancía: 1) no se puede conocer el valor ex ante del intercambio; esto es, no hay forma de saber cómo el trabajo concreto invertido en una mercancía se puede realizar en trabajo social, solo precisamente cuando el trabajo directo, concreto o privado se socializa en el mercado.

En otras palabras, los trabajos privados se llevan en la producción y se realizan en la circulación, por lo que solo cumplido y realizado el proceso pueden aparecer sus magnitudes sociales monetarias, 2) aquí es donde aparece la idea del “salto mortal” de la mercancía que Marx presenta en la sección uno del tomo I de El capital.

El dinero: relación social fundada como institución Al dejar a un lado las implicaciones de entender la teoría del valor en su forma convencional, se podría decir que hay residuos de valor que quedan sin realizarse y por lo tanto sin contabilizarse, al menos así es como se entiende en este texto la idea que Marx señala entre la incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud del valor en el tomo I, que fue el único que publicó.

Y si se considera que el trabajo concreto o los diversos trabajos concretos están ya contabilizados en términos dinerarios, entonces, ¿dónde queda la contabilidad en términos de magnitud de valor -en tiempo-? Al tener presente precisamente que la teoría marxista ortodoxa no ha podido resolver de forma satisfactoria el problema de la integración del valor a la moneda ( Benetti & Cartelier, 1980 ; 1998).

  1. Los autores que siguen la teoría del valor de forma convencional o más sofisticada, se conforman con enunciar que Marx trabaja en el supuesto de igualdad de valores y precios.
  2. Cuando estudiamos el dinero dábamos por supuesto que no existe absolutamente ninguna razón para considerar los precios divergentes del valor, ya que solo se trataba de las variaciones de forma por las que pasa la mercancía al convertirse en dinero y al volver a convertirse del dinero en mercancía.

Tan pronto como la mercancía se vende y con el importe de la venta se compra una nueva mercancía, tenemos ante nosotros la metamorfosis completa, siendo indiferente en cuanto a ella, considerada como tal metamorfosis, el que el precio de la mercancía sea superior o inferior a su valor.

El valor de la mercancía como base conserva su importancia, puesto que el dinero solo puede desarrollarse comprensiblemente partiendo de este fundamento y el precio solo es primordialmente, en cuanto a su concepto general, el valor en forma de dinero ( Marx, 2012, p.196). En este sentido, hay que justificar este supuesto.

Las variaciones que son accidentales entre precios y valores son referidas a causa de la metamorfosis de la mercancía, que es de los temas menos desarrollados de la teoría marxista 15, el ciclo M-D-M, y en el capital como D-M-D’. Parece que dicha perspectiva justificaría las desviaciones, pero no hay razón suficiente para aceptar divergencias en un sistema de precios de equilibrio.

En consecuencia, si se resuelven las divergencias en la metamorfosis de la mercancía se puede justificar lo que Marx señala sabiendo que estas desviaciones se estudian desde el tomo I de El capital y no solo desde el tomo III. La posición de Marx en este punto es de lo más difícil, porque si se plantea que las desviaciones hay que remitirlas a la metamorfosis de la mercancía, parte sumamente abstracta -definitivamente usa sus dotes de filósofo alemán-, habría que estudiar este aspecto solo por espacio y remitirse a los que son centrales del debate, pero teniendo en mira que lo que resulte debe ser tomado como parte de la solución de la socialización de los trabajos privados.

En la metamorfosis de la mercancía, entra la discusión de la integración del valor y el dinero, sobre este tema se ha escrito muy poco, y quienes lo han hecho han sido Benetti (1990) y Robles (2005), pero no específicamente sobre la metamorfosis de la mercancía, sino sobre las formas del valor y la integración de la forma del valor y el valor.

En general las perspectivas son 2, hay quienes aceptan su plena integración del dinero como mercancía o fiduciaria, pero con un fundamento en la teoría del valor ( Moseley, 2005 ; Robles, 2005), la segunda rechaza la posibilidad de integrar al valor con el dinero (Benetti, 1990, Guzmán, 2018 ), lo cual lleva a replantearla de forma institucional y endógena.

Lo anterior, se ha planteado en torno a las formas del valor -I, II, III y IV- y el equivalente general. El valor relativo de una mercancía solo tiene una expresión en un equivalente como mercancía x, y, z, etcétera. De ahí se avanza para encontrar una forma desplegada del valor, de la forma II a la III donde se encuentra el problema, dado que si no se puede pasar de una a otra -de la II a la III-, no se puede aceptar que una sola mercancía juegue el papel de equivalente general y por ende se rechaza la posibilidad de considerar al dinero como mercancía y a la vez como equivalente general.

  • El problema, que es complejo, ha tenido dos respuestas de quienes piensan en su imposibilidad ( Benetti, 1990 ; Benetti & Cartelier, 1980) y de quienes creen haber solucionado el problema ( Robles, 2005 ).
  • El problema de forma simplificada y didáctica es, si la mercancía C es una mercancía equivalente donde se refleja las demás mercancías A, E, D, etcétera, cualquier mercancía podría tomar el papel de equivalente general; a saber, si se invierte la mercancía C con respecto a sí misma y a las demás mercancías, se puede llegar a la posibilidad que ninguna de las demás mercancías tomen el lugar de C, en otras palabras, si se invierte C, la misma aparece en el mismo lugar, siendo así que las formas del valor, de la forma II a la III sería errónea.

Robles ha desarrollado una respuesta sosteniendo que la solución de Marx es correcta, y es que, según él, el procedimiento de Benetti es incorrecto, debido a que emplea lógica formal en tanto Marx lógica dialéctica. La solución de Robles es bastante compleja por su lenguaje sumamente abstracto, se puede resumir -simplificando en demasía- que la mercancía C puede invertirse sin alterar su propiedad de equivalente y con ello que otras mercancías A, B.

tomen su posición. Sin embargo, la posición de Robles no está del todo justificada porque no es del todo seguro que Marx haya empleado una lógica dialéctica en ese pasaje ( Fernández, 2019 ), prueba de ello es que Robles hace un análisis tan enmarañado que es difícil seguir su exposición remitiendo a una “lógica dialéctica”.

Pero como ha mostrado Guzmán (2018), el problema principal no se encuentra en las formas del valor, sino en la metamorfosis de la mercancía, puesto que si se puede pasar de la forma II a la III es irrelevante para el problema de las variaciones entre valor y dinero mercancía.

Entonces si es correcta la apreciación, el problema que presenta la metamorfosis de la mercancía en su relación M-D-M, ya que el esquema mencionado presenta un supuesto bastante restrictivo si se asume que las n mercancías (M) tienen valores equivalentes y relativos; es decir, en dicho esquema todas las n mercancías connotadas con M y el mismo dinero D que es una mercancía tienen que tener los mismos valores para que se pueda respetar el principio de equivalencia, a lo cual, pone en duda el sistema como economía mercantil distinta al trueque.

Por consiguiente, daría lo mismo cambiar directamente M por otra M sin pasar por D, solo D se justificaría por ser reconocido socialmente o ser socialmente aceptado. El dinero no podría ser comprendido como mercancía no por su imposibilidad categórica, sino por su irrelevancia analítica, porque de acuerdo a Marx, las discrepancias de valor no son justificadas fuera del análisis de atracción repulsión entre el valor relativo de M y el equivalente D que generan al momento de M-D la cristalización fija del valor, pero el problema es mantener una postura que permita las discrepancias con un supuesto de equivalencia.

El valor no permite trabajar en ese esquema por lo que se puede sostener lo que se ha mencionado, el dinero está indeterminado o es superfluo. Si hasta lo ahora lo tratado es correcto, el dinero tendría que ser replanteado. Marx da una pista al señalar que la mercancía va de la mano con los movimientos del dinero, tomando al dinero como ex ante al valor 16,

El considerar una economía monetaria conlleva algunas ventajas; en primer lugar, regresa a su lugar el proyecto de la economía en sus orígenes, el dinero como un asunto institucional. Polanyi (2012 ) en su magna obra fue uno de los primeros críticos que señaló la semejanza que guardaban en común los economistas liberales y socialistas, al interpretar al dinero como mercancía y al patrón oro como estatus de convergencia monetaria universal.

  • Concebir al dinero dentro del sistema como principio permite introducir la idea de “salto mortal” de la mercancía -posibilidad de crisis- además de la sociabilización de los trabajos concretos en trabajo abstracto, porque es por medio del dinero 17 que se socializan las relaciones mercantiles.
  • En otros términos, de pasar en su forma mercantil simple M-D-M se opta por D-M-D.

Este aspecto parece trivial, y parece sugerir a la parte anterior donde Marx propone su análisis de la transformación del dinero en capital, pero no lo es. La implicación conlleva a que el dinero se presenta como la única fuente de validación social. Esta teoría de la “circulación mercantil simple” permite ver que es el dinero lo que constituye la verdadera y única unidad o magnitud económica del sistema mercantil.

Los trabajos privados permiten plantear los avances monetarios iniciales -y de esta manera la producción tiene un papel en la creación del valor- y así el trabajo general resulta ser una realidad imposible de pensar por fuera del dinero pues son los saldos monetarios finales las que socializan o niegan las actividades privadas ( Cataño, 1999, p.117).

Es a través del intercambio donde se realiza la forma social de la mercancía, y a su vez se respeta el “salto mortal” de la mercancía, puesto que no hay forma de saber si las transacciones se han realizado, a menos que sea mediante el movimiento monetario.

La idea del “salto mortal” de la mercancía consiste en que la realización del trabajo concreto se expresa a través de la compra-venta realizada, si esta no se realiza, el valor no es validado, por tal razón es que la forma monetaria sea la única expresión de la relación social contable de forma integral.

Marx supone dicho esquema al mencionar: l dinero solo asume la función de medio de circulación porque es el valor sustantivo de las mercancías. Su movimiento como medio de circulación no es, por tanto, en realidad, más que el movimiento de forma de las propias mercancías.

  1. Por eso este tiene que reflejarse, incluso de un modo tangible, en el curso del dinero ( Marx, 2014, p.109).
  2. Marx lo comenta categóricamente, el dinero se asume como medio de circulación porque es el valor sustantivo de las mercancías; asimismo, designa a las mercancías y su curso porque es el sustantivo social del trabajo.

Por lo cual, no es un error entender al dinero antecesor del valor, en vista de que el dinero está preñado de valor al ser socialmente aceptado e institucionalmente legitimado. Al tomar la moneda como fiduciaria permite a D-M-D replantear la emisión monetaria emitida de forma institucional, ya sea centralizada o descentralizada.

Los productores necesitan iniciar el proceso con dinero, de acuerdo a sus expectativas de producción, en este sentido se puede generar una matriz de pagos 18, donde los saldos pueden corresponder al equilibrio o no, ya que lo que unos venden otros lo pagan de tal manera que no todos compran y venden en igual medida ( Benetti & Cartelier, 1998 ; Cataño, 2009 ).

Con ello se pone énfasis en que la estructura monetaria no es neutral, donde se pueda considerar la asimetría de una economía capitalista, la ganancia y el salario. No se desarrollará aquí la idea de plusvalía e interés, pero si es de señalar que no son incompatibles con la perspectiva monetaria (Cataño, 2009).

  1. Dicho asunto es un avance notable para desarrollar la teoría económica retomar las intuiciones de Marx.
  2. Si los productores entran con dinero para adquirir mercancías, el saldo final tiene en cuenta las transacciones donde el equivalente puede realizarse con un sistema de precios establecido de acuerdo al número de productores y transacciones realizadas, y la expectativa de cambio puede determinar el volumen de masa monetaria.

Si algún productor sale con mayor saldo o con un saldo menor no es señal de un desajuste de equivalentes, sino que puede ser señal de vender menos sobre sus compras o comprar más sobre su presupuesto inicial. Dando la posibilidad del crédito. El problema de explicar los precios ya sea a través de la teoría objetiva o subjetiva del valor, se remonta a que la riqueza tiene un valor y de ahí se desprende un precio, aunque la valoración no se traduce inmediatamente a un precio, como Marx lo señaló.

  1. La preocupación de que el metabolismo del mercado cosifica todo lo que entra a su catalizador es algo evidente ante la destrucción social y ecológica.
  2. No obstante, un sistema de precios institucional en donde se genera una masa monetaria de acuerdo a las expectativas de producción o a las posibilidades históricas de las fuerzas productivas permite poner un freno tanto a la visión mítica del progreso que tanto los economistas liberales como muchos marxistas comparten.

El dinero generado institucionalmente rompe de lleno la idea marginalista de un dinero neutral, o como simple unidad de cuenta que responde a las expectativas racionales sobre la inversión. La forma de acceder al dinero determina la posición en las transacciones de mercado, tanto en la producción como el consumo.

  • La objeción principal a la idea de un dinero endógeno e institucional es que se cuestiona cómo entender la determinación y variación de precios, y cómo explicar el valor con los arreglos institucionales.
  • Al primer cuestionamiento se ha de decir que los precios son determinados, en un sistema mercantil simple, por la producción y el número de productores en donde los precios son ideales; es decir, sobre expectativas libres entre lo que se ofrece y se está dispuesto a comprar, para así concretar el precio de mercado, y su resultado es el cociente entre masa monetaria y bienes producidos, lo cual es un precio ajeno a la voluntad de los individuos.

Al segundo cuestionamiento, los valores institucionales con respecto a los productores son directos con el agente que emite la moneda, ya que sin dinero no hay precios. Las reglas dependen entonces con la emisión y el pago. Hay que aclarar que, el optar por una forma de contabilidad monetaria sobre otras, no significa extrapolar o borrar una estructura social y económica, la forma estructural cuantitativa o cualitativa debe ser descrita a detalle de la forma más precisa posible, si una forma monetaria permite explicar el porqué de la producción circulación en forma conjunta, mejor que otras formas, ese “mejor” necesariamente será relativo y muy limitado, porque la cuantificación por su método tiende a simplificar el fenómeno, como también se simplifica a través de una teoría del valor.

  • El problema dual de valor-precio ha enseñado que muy probablemente dicho enfoque sea incorrecto, el valor sin duda es intrínseco a la dignidad de la persona, y no a una cualificación de un objeto como si se tratase de un concurso de cualidades.
  • Sin embargo, hoy en día, no hay una teoría económica que haya podido integrar esta transformación, hasta donde se tiene conocimiento en esta investigación, el único economista que ha señalado de forma clara sobre la relación valor-riqueza -mercancía- fue Karl Polanyi, teniendo en cuenta que lo que diferenciaba al mercado del capitalismo era que este último transformaba elementos que eran falsas mercancías -la tierra-, al trabajador y al dinero.

Conclusiones El olvido de temas relevantes dentro de la teoría económica es asunto que debe de evitarse. Aspectos tan cruciales como el del dinero, mercado, explotación -por mencionar solo algunos-, son fundamentales en las sociedades actuales. La teoría marxista convencional ha sido relegada por su falta de apertura a plantear soluciones frente a problemas que Marx abordó de una forma que da las pautas necesarias para reconstruir la ciencia económica alejada de buena parte de la esterilidad de la teoría neoclásica.

Se cree que uno de los aspectos menos desarrollados y más importantes de la crítica de la economía política es con respecto al dinero y su relación con la mercancía. No se puede continuar soslayando la crítica frente a estos temas. Quienes han hecho frente a este problema desde una postura del valor trabajo, parten con la premisa de lo mismo que quieren encontrar como resultado, siendo lo anterior uno de sus principales fallos frente al problema.

Mientras no se reconstruya teóricamente esa premisa, no será fácil salir de ese callejón sin salida, al menos de dar como acabado un sistema teórico como totalidad, en el cual los problemas que se presentan son fisuras menores, pero como se ha estudiado, no es el caso.

  • La naturaleza del mercado no se fundamenta solamente en un medio de circulación y atesoramiento, sino en un medio de pago y en una medida de los precios.
  • Es este último atributo -medida del valor o numerario de precios-, el cual el dinero indica como los agentes descentralizados en una economía de mercado realizan sus actividades de producción y circulación.

En suma, el dinero no es una mercancía, es un medio institucional que conlleva las reglas del juego. Por ello la importancia para los asalariados y su autonomía bancaria y financiera; es decir, el modo de acceder al dinero es además un modo en el que se corrige o acentúan las asimetrías en una economía capitalista.

¿Qué es el valor de uso y valor de cambio según Marx?

El VALOR DE USO es cualitativamente diferente, satisfacen diferentes cualidades, y necesidades humanas. El valor de cambio es en el intercambio, CUANTITATIVAMENTE diferente y distinto su precio.

¿Qué determina el valor de las mercancías según los economistas clásicos?

Según Smith, existe un precio natural de la mercancía que se determina por la suma de las remuneraciones, las ganancias y las rentas. Luego, el precio de mercado dependerá de la ley de oferta y demanda.

¿Qué determina el valor de las mercancías conforme al pensamiento de los filosofos griegos?

Cuad. Contab. vol.13 no.33 Bogotá June/Dec.2012 – Concepción de valor y precio desde Aristóteles a los clásicos: una reflexión a la luz de las premisas de valoración de las Normas Internacionales de Información Financiera, NIIF* Notions of Price and Value from Aristotle to the Classics: a Reflection on the Valuation Premises of the International Financial Reporting Standards (IFRS) Concepção de valor e preço desde Aristóteles até os clássicos: reflexão à luz das premissas de avaliação das Normas Internacionais de Informação Financeira, NIIF Aracely del Socorro Sánchez-Serna 1 Martha Liliana Arias-Bello 2 1 Contadora pública y licenciada en matemáticas, Pontificia Universidad Javeriana.

Máster en finanzas corporativas y negocios internacionales, Universidad Católica de ávila. Máster en gerencia financiera internacional, Universidad Santo Tomás de Chile. Docente e investigadora de planta de la Pontificia Universidad Javeriana. Correo electrónico: [email protected],2 Contadora pública, Pontificia Universidad Javeriana.

MBA, Universidad de los Andes. Docente investigador, Departamento de Ciencias Contables de la Pontificia Universidad Javeriana. Consultora, Contaduría General de la Nación. Exasesora del Consejo Técnico de la Contaduría Pública, CTCP. Consultora para la implementación de estándares internacionales NIC-NIIF y planeación estratégica de negocios.

  1. Conferencista de NIIF-NIC, Cámara de Comercio de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Universidad Mariana de Pasto, ICESI, Universidad del Magdalena, Universidad de Manizales.
  2. Correo electrónico: [email protected] * El presente documento hace parte del proyecto de investigación Pertinencia de los estándares internacionales de valuación emitidos por el IVSC y las prácticas actuales de valuación de activos aplicadas en Colombia en la preparación de la información financiera bajo NIIF, del grupo de investigación Integración y Contexto Contable, del Departamento de Ciencias Contables de la Pontificia Universidad Javeriana.

Fecha de recepción: 30 de mayo de 2012 Fecha de aceptación: 24 de septiembre de 2012 Para citar este artículo Sánchez-Serna, Aracely del Socorro & Arias-Bello, Martha Liliana (2012). Concepción de valor y precio desde Aristóteles a los clásicos: una reflexión a la luz de las premisas de valoración de las Normas Internacionales de Información Financiera, NIIF.

Cuadernos de Contabilidad, 13 (33), 433-462. Resumen Este documento realiza un rastreo bibliográfico de los conceptos de valor de uso y valor de cambio desde Aristóteles hasta los clásicos, fundamento de las premisas de valoración de las Normas Internacionales de Información Financiera, NIIF y de los conceptos de precio y valor que se derivan de las Normas Internacionales de Valuación del International Valuation Standards Council, IVSC.

Pretende evidenciar el soporte de la teoría económica a los conceptos de valor y precio que están detrás de los Estándares Internacionales de Valuación IVSC y los Estándares Internacionales de Contabilidad IFRS, lo cual aumentará la comprensión y el sentido de estos estándares en materia de medición.

La evolución y desarrollo de los conceptos de valor y precio han marcado hitos importantes a lo largo de la historia, permiten entre aciertos y desaciertos conocer el perfeccionamiento de estos. Los distintos elementos que fueron aportados y las diferentes escuelas y pensadores —entre filósofos y economistas— son la base para las categorías de valor y precio que se conocen.

Este documento contrasta los fundamentos conceptuales del valor de uso y del valor de cambio con las premisas de valoración que fundamentan las mediciones a valor razonable en las NIIF. Permite identificar que esta base de medición es coincidente con la teoría de valor de cambio y dista de los planteamientos del valor de uso, para ratificar la perspectiva de mercado que impone las mediciones a valor razonable en el contexto de este modelo internacional.

Palabras clave autor Valor de uso, valor de cambio, NIIF, valor razonable. Palabras clave descriptor Normas internacionales de contabilidad, valor, valor razonable, economía. Código JEL M 49, G 12 Abstract This paper is a bibliographical account of the concepts of use value and exchange value from Aristotle to the classics, which provide the basis for the valuation premises of the International Financial Reporting Standards — IFRS — and for the concepts of cost and value found in the Standards of the International Valuation Standards Council —IVSC.

The aim is to demonstrate how economic theory accounts for the concepts of value and price both in the International Valuation Standards and in the International Accounting Standards, which will facilitate a better understanding of these in terms of measurements.

The evolution and development of the concepts of price and value have set landmarks in economic history, allow us to see how they have been gradually perfected, through trial and error. The particular contributions of different schools and scholars, philosophers and economists, form the basis for the current notions of price and value.

This paper compares the conceptual foundations of use value and exchange value with the valuation premises that define fair value measurements in the IFRS. It shows that these coincide with exchange value theory but diverge from the approach of use value, thereby ratifying the market perspective that imposes fair value measurements within this international model.

Key words author Use value, exchange value, IFRS, fair value. Key words plus International Accountig Standards, value, fair value, economics. Resumo Este documento faz rastejo bibliográfico dos conceitos valor de uso e valor de troca desde Aristóteles até os clássicos, fundamento das premissas de avaliação das Normas Internacionais de Informação Financeira, NIIF e dos conceitos de preço e valor derivados das Normas Internacionais de Avaliação do International Valuation Standards Council, IVSC.

Visa evidenciar o suporte desde a teoria económica dos conceitos de valor e preço atrás dos Padrões Internacionais de Avaliação IVSC e os Padrões Internacionais de Contabilidade IFRS, o qual aumentará a compreensão e sentido destes padrões em matéria de aferição.

  • Palavras-chave autor Valor de uso, valor de troca, NIIF, valor razoável.
  • Palavras-chave descritor Normas internacionais de contabilidade, valor, valor justo, economia.
  • SICI: 0123-1472(201212)13:33 2.0.TX;2-U Introducción En el contexto del desarrollo del proyecto de investigación Pertinencia de los estándares internacionales de valuación emitidos por el IVSC y de las prácticas actuales de valuación de activos aplicadas en Colombia en la preparación de la información financiera bajo NIIF, se identifican algunos conceptos que son la piedra angular de la valuación y que constituyen elementos básicos en el proceso de valuación: precio, valor y costo.

Por la importancia que estos tienen, este documento profundiza en ellos para conocer las fuentes conceptuales históricas que reúnen y contrastar los fundamentos conceptuales del valor de uso y del valor de cambio con las premisas de valoración que fundamentan las mediciones a valor razonable en las NIIF.

Partimos para esta conceptualización de las definiciones que se encuentran en los Estándares Internacionales de Valuación (IVS), según Martha Liliana Arias y Aracely Sánchez (2011): Precio. Describe el monto pedido, ofrecido o pagado por un bien o servicio. Debido a la capacidad financiera, las motivaciones o intereses particulares de un determinado comprador o vendedor, el precio pagado por los bienes o servicios puede ser distinto del valor que podría ser atribuido a los productos o servicios de otros agentes.

El precio es un hecho (una realidad objetiva) y constituye una indicación de un valor relativo puesto por un comprador o vendedor particular sobre los productos o servicios, en determinadas circunstancias. Costo. Es el monto requerido para crear o producir el bien o servicio.

  • Cuando ese bien o servicio ha sido completado, su costo es un hecho.
  • El precio está relacionado con el costo, porque los precios pagados por un bien o servicio se convierten en su costo para el comprador. Valor.
  • No es un hecho, pero es una estimación del precio probable que se puede pagar por los bienes y servicios en un intercambio, o también una medida de los beneficios económicos de la posesión de esos bienes o servicios.

Las definiciones de precio y valor usadas por los Estándares Internacionales de Valuación corresponden a acepciones que tienen una connotación específica de aplicación en estos estándares. Históricamente, las definiciones de valor y precio han estado asociadas a los conceptos de valor de uso y valor de cambio.

El valor de uso de una mercancía se entiende como la satisfacción o placer que su posesión da a una persona y el valor de cambio de una mercancía como la cantidad de otras mercancías que se pueden obtener a cambio de ella. Juan C. Cachanosky (1994) enuncia que la teoría del valor tiene que dar respuesta a la pregunta: ¿qué determina el grado de satisfacción o placer que la posesión de un bien da a una persona? Y la teoría del precio tiene que dar respuesta a la pregunta: ¿qué determina la cantidad de un bien que tenemos que entregar para obtener una unidad de otro bien? En el desarrollo de este documento se presentará muy brevemente cómo han evolucionado a lo largo de la historia del pensamiento económico las respuestas a estas preguntas, al tiempo que visualizaremos la evolución histórica de los conceptos de valor y precio.

Así mismo, se contrastarán las premisas de valoración que fundamentan las mediciones a valor razonable en las NIIF, a la luz de los conceptos de valor de uso y valor de cambio.1. Cronología de valor y precio de Aristóteles a los clásicos Aristóteles (384-322 a.C.) Este filósofo griego se preocupaba por la manera de lograr una sociedad justa, lo que al mismo tiempo lo llevó a tratar tangencialmente los temas económicos cuando se relacionaban con la justicia.

  • Se podría decir que Aristóteles hace las primeras reflexiones sobre el valor y el precio desde la perspectiva de valor de uso y valor de cambio, al decir: Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen esencialmente, aunque no de la misma manera: el uno es especial a la cosa, el otro no lo es.
  • Un zapato puede a la vez servir para calzar el pie o para verificar un cambio.

Por lo menos puede hacerse de él este doble uso. El que cambia un zapato por dinero o por alimentos con otro que tiene necesidad de él, emplea bien este zapato en tanto que tal, pero no según su propio uso, porque no había sido hecho para el cambio (Aristóteles, 1967, p.546).

Se observa que Aristóteles hace una clara diferenciación entre el valor de uso y el valor de cambio, sin estar hablando de valor o de precio, por lo que es importante entender el contexto en que lo hace, pues su énfasis está puesto en las distintas maneras de adquirir bienes que tienen las personas, una de las cuales es el intercambio.

Lo que hay detrás de esta aproximación a los conceptos de valor y precio es una forma de regular la justicia por las relaciones comunes entre los ciudadanos. Aristóteles también enfatiza en su obra ética nociones importantes de la teoría del valor, que se centran en las relaciones de justicia: Puede representarse esta reciprocidad proporcional de servicios por una figura cuadrada, en la que se combinen los términos opuestos en el sentido de la diagonal.

  • Sea, por ejemplo, el arquitecto A, el zapatero B, la casa C, el calzado D.
  • El arquitecto recibirá del zapatero la obra que es propia del zapatero; y en cambio, le dará la obra que él mismo hace.
  • Si hay desde luego entre los servicios cambiados una igualdad proporcional, y en seguida hay reciprocidad de buenos servicios, las cosas pasarán como ya lo he dicho.

De otra manera, no hay ni igualdad ni estabilidad en las relaciones, porque puede suceder que la obra del uno valga más que la del otro, y es necesario igualarlas. Esta regla tiene aplicaciones en todas las demás artes (ética, pp.144-145). Este texto, como se observa expone que para que haya justicia en los intercambios, lo que se entrega tiene que ser igual a lo que se recibe.

Hay un concepto implícito en lo enunciado por Aristóteles, pues sostiene que el intercambio se realiza porque los hombres necesitan unos de otros, pero ese intercambio tiene que hacerse a un precio justo. Y en esto encontramos otro concepto importante desarrollado por Aristóteles en relación con el precio.

Encontramos pues en Aristóteles importantes aportes a la teoría del valor, que sin haber hablado de precio y valor, introdujo los conceptos de valor de cambio y valor de uso, desde su preocupación por la manera de alcanzar una sociedad justa. San Agustín (345-430) San Agustín, por su parte, en su obra La ciudad de Dios, enuncia los conceptos de valor y precio así: Cada cosa recibe un valor diferente proporcionado a su uso.

Por esta razón, atribuimos más valor a algunos objetos insensibles que a otros sensibles. Tanto es así, que si de nosotros dependiera nos gustaría eliminar cosas vivientes del orden de la naturaleza, bien sea porque no sabemos qué lugar ocupan en el esquema de la naturaleza, o bien porque, si lo sabemos, las valoramos menos que a nuestra propia conveniencia.

¿Quién no prefiere tener pan en su casa en lugar de ratones, o dinero más que moscas? Pero, ¿por qué sorprendernos cuando en el valor que se asigna a los hombres mismos, cuya naturaleza es ciertamente de suprema dignidad, un caballo resulta con mucha frecuencia más caro que un esclavo o una joya más preciosa que una sirvienta? Puesto que cada hombre tiene el poder de formar su mente como desee, hay poco acuerdo entre la elección de un hombre que tiene necesidad de un objeto y del que ansía su posesión solamente por placer (san Agustín, 2007).

En este texto, hay una visión subjetiva de valor que se asocia a las necesidades humanas; así mismo, san Agustín en su obra se refiere al valor de cambio y no al valor de uso, como podemos ver a continuación: El día fijado se reunió una gran multitud silenciosa y expectante, y se cuenta que les dijo: ‘Queréis comprar barato y vender caro’.

Aquel actor, bien como resultado de su propio examen o de observar la experiencia ajena, llegó a la conclusión de que el deseo de comprar barato y vender caro es muy común a todos los hombres, Ciertamente es un vicio, Yo mismo conozco a un hombre a quien se le ofreció un libro; vio que el vendedor desconocía su valor, y por eso pedía tan poco por él y, sin embargo, ese hombre dio al vendedor, ignorante como estaba, el justo precio, que era muchísimo mayor.

Hemos conocido a personas que, movidas por motivos humanitarios, han vendido barato a sus conciudadanos trigo por el que habían pagado un alto precio. San Agustín también habló de justo precio refiriéndose a él como el valor pagado por el intercambio de los bienes. Los escolásticos La escolástica es el término usado para referirse a las corrientes de pensamiento filosófico y teológico de la Edad Media.

Su preocupación central fue la reflexión en torno a la armonización entre la filosofía griega y la fe judeocristiana mediante la recuperación e interpretación de los escritos clásicos del pensamiento platónico, neoplatónico (desarrollado principalmente por Orígenes, Agustín, Buenaventura y la Escuela Franciscana) y aristotélico (conservado gracias a las escuelas de pensamiento árabe y asimilado sistemáticamente por Alberto Magno y Tomás de Aquino) (Noratto, 2009).

En los escolásticos se encuentran importantes reflexiones en torno al comercio, al intercambio y al precio justo, cuyo sentido en ningún momento fue desarrollado en términos económicos, sino en términos sociales; al partir de las doctrinas clásicas de la escolástica, sus representantes enfatizan en el concepto de precio justo desde una visión de la justicia y la ética, en ellos también encontramos las raíces de la teoría subjetiva del valor.

San Alberto Magno (1193-1280) San Alberto Magno, por su parte, defiende la doctrina de justo precio que fue presentada por Aristóteles diciendo: There is accordingly always a just mean between gain and loss. This mean is preserved when in a voluntary contract the antecedent situation is equivalent to the consequent, that is to say, before and after the contract.

A couch, for example, prior to the contract had a value of five; if one received five for it, the situation consequent to the contract is equal to that which was antecedent. No one can complain that he has been in any way injured thereby. Such exchange, however, does not take place through an equality of the things exchanged but rather according to the value of one thing in relative proportion to the value of the other with due regard for the need which is the cause of the transaction! (Dempsey, 1935, p.476).1 San Alberto Magno introduce lo que él llama un justo término medio, al identificar que hay un antes y un después del contrato.

En el texto anterior, trae un ejemplo diciendo “una capa, tenía antes del contrato un valor de cinco, si se recibieron cinco por ella, la situación consecuente al contrato es la misma que la antecedente”. Tal igualdad entre lo que se da y se recibe está determinada por el costo de producción como lo expresa en el siguiente texto: According to this analysis, the carpenter ought to receive the product of the tanner and in turn pay the tanner that which according to a just exchange is his.

  1. And when this equality is not preserved, the community is not maintained, for labor and expenses are not repaid.
  2. For all would, indeed, be destroyed if he who makes a contract for so much goods of such a kind, does not receive a similar quality and quantity.
  3. For the state cannot be built up of one type of workers alone.

Properly, therefore, these things are exchanged not absolutely but with a certain comparison to their value according to use and need. Otherwise, there would be no Exchange (Dempsey, 1935, p.477).2 El valor agregado por San Alberto Magno es cómo determinar en el intercambio la igualdad entre lo que se da y lo que se recibe y lo que intenta explicar es que esto es el costo de producción, sin explicar cómo se determinan el valor y el precio de las cosas.

  • Santo Tomás de Aquino (1225-1274) Santo Tomás de Aquino incluye los temas de valor y precio en el contexto del Tratado de la justicia e intenta explicar su teoría al identificar el precio justo con el costo y el trabajo invertidos en la producción del bien.
  • Esto se puede extraer de su obra Comentarios a la ética a Nicómaco cuando expresa: Pues es preciso, para que haya una justa conmutación, que sean dados tantos pares de zapatos por una casa o por el alimento de un hombre, cuanto el constructor o el agricultor exceden al zapatero en trabajo y gastos.

Si esto no se observa, no habrá conmutación de las cosas ni los hombres intercambiarán sus bienes entre sí (santo Tomás de Aquino, 1983, p.285). Como se observa, el intercambio está mediado por la relación de justicia en la que toma fuerza el precio justo como unidad de medida para el intercambio, en que el precio justo es el que compensa el trabajo y el costo de las partes que intercambian; además podríamos decir que el valor tiene un contenido objetivo.

Santo Tomás no profundiza mucho más en estos temas, porque su interés no eran los temas económicos; su pensamiento está más centrado en definir y diferenciar entre lo que podría llegar a ser justo e injusto en la relación entre comerciantes. San Bernardino de Siena (1380-1444) Según Alejandro A. Chafuen (1986), san Bernardino señala que los bienes pueden tener dos tipos de valor, uno natural y otro de uso.

El valor natural es objetivo y se refiere a la cualidad natural o intrínseca del bien. Y el valor de uso es subjetivo y está determinado desde tres perspectivas: virtuositas (cualidad intrínseca del bien), raritas (que es su escasez) y complacibilitas (que es la estimación común de un bien).

Si analizamos por separado cada uno de estos tres factores del valor de uso encontramos que, si bien la virtuositas es un elemento objetivo, algo que está en las cosas, no es propiamente el valor pues este no está en las cosas, sino en los hombres cuando encuentran que las cualidades de este bien pueden serle útiles.

La complacbilitas es un factor subjetivo. Si bien es entendido como un colectivo, estimación común de un bien; es importante aclarar que es el individuo quien valora, no un colectivo. Por último cuando se refiere a raritas dice: El agua es generalmente barata donde es abundante.

Pero puede ocurrir que en la montaña, o en otro lugar, el agua sea escasa, y no abundante. Puede muy bien ocurrir que el agua sea mucho más estimada que el oro, si el oro es más abundante en este lugar que el agua (san Bernardino de Siena, citado por Chafuen, 1986, p.96). Se observa cómo san Bernardino integra utilidad y escasez con valor, pero sin llegar a explicar realmente esta integración y así da un paso más adelante con respecto a Johannes Buridanus (c.a.1300-1358), filósofo escolástico francés e inspirador del escepticismo religioso en Europa.

San Bernardino de Siena también tiene en cuenta el concepto de precio justo y se expresa así al respecto: El precio justo es el que se adecúa a la valuación del lugar, o sea, a lo que el objeto de una venta es comúnmente valorado en tal momento y lugar (Sewall, 1971, p.20).

  • En esta definición se introducen aspectos diferenciales de lugar que no habían sido considerados en los enfoques anteriores, en los cuales el precio justo era simplemente visto desde una teoría de justicia.
  • San Antonino de Florencia (1389-1459) Según lo citado por Bernard W.
  • Dempsey (1935), san Antonino mantuvo la teoría de san Bernardino, al decir que el valor de un bien se determina a partir de una triple consideración: sus cualidades intrínsecas, su escasez y el deseo que despierte en la persona.

Como se observa, estos tres aspectos influyen según San Antonino de manera importante en la determinación del valor, pues las cualidades intrínsecas de un bien hacen que sea preferido o resulte según el caso más eficaz que otro; tal es el caso —expone el mismo autor— de que un caballo tiene más valor para hacer un viaje que un asno.

  1. De otro lado, la escasez juega un papel importante, dado que un bien entre más escaso adquiere mayor valor y por último, una parte no pequeña del valor de los objetos surge del placer de la voluntad en obtener mayor o menor satisfacción en el uso de este.
  2. Francisco de Vitoria (1483-1546) Fundador de la Escuela de Salamanca.

Diversos historiadores económicos sostienen que esta escuela sentó las bases de las modernas teorías de valor y precio. Según Alejandro A. Chafuen (1980), Francisco de Vitoria enuncia que el precio de la cosa ha de ser buscado en la común estimación de los hombres y afirma que los costos no son un criterio para determinar el precio justo.

Haciendo referencia a ello, dice: “Se sigue de este principio que dondequiera que se halla cosa venal de modo que existen muchos compradores y vendedores de ella, no se debe tener en cuenta la naturaleza de la cosa ni el precio al que fue comprada, es decir, lo cara que costó y con cuántos trabajos y peligros, v.gr., Pedro vende trigo; al comprarlo no se deben considerar los gastos hechos por Pedro y los trabajos, sino la común estimación ‘a cómo vale’.

teniendo en cuenta los gastos y trabajos, vendería injustamente porque solo debe venderlo, según la común estimación en la plaza, a cómo vale la plaza”. Vemos que Francisco de Vitoria en este texto expresa de manera clara dos aspectos a saber: que en la formación del precio justo no deben tenerse en cuenta los costos de producción y el trabajo, sino que este surge de la estimación común —a cómo vale—, pareciera indicar que este precio surge de un precio de mercado.

Pero también manifiesta que el precio de mercado de una mercancía no existe, lo que en realidad existe son tantos precios como transacciones se den, en las que estos son controlados por criterios de competencia. Se observa que los escolásticos mantienen una concepción objetiva del valor cuando se habla de una estimación común del precio justo, pero si se dice que el valor es subjetivo se tendrían tantas valoraciones como personas, y en realidad lo que sucede es que cuando se habla de una estimación esta es puramente individual, y en este caso depende de cada persona, lo que contradice esta teoría.

Tomás de Mercado (1500-1575) Es uno de los representantes de la Escuela de Salamanca. Hace aportes importantes a la concepción de precio justo en su obra Suma de tratos y contratos, al decir que para fijar precios las autoridades del reino deben tener en cuenta los siguientes elementos: “Débese considerar lo que a ellos les cuesta, las cosas que hacen en traerlo, el riesgo a que los exponen, por mar o por tierra, el tiempo que tienen ocupando en ello su dinero, hasta que se saca, ya junto esto, añadiendo un moderado interés, se hallará, y pondrá el precio justo” (De Mercado, 1975, p.168).

  1. De Mercado señala de manera clara que en la determinación del precio justo, los gobernantes deben tener en cuenta los costos, peligros y estado de la oferta y la demanda.
  2. Es el primero que incorpora los conceptos de oferta y demanda en la fijación del precio, pero estos términos son empleados de manera muy rudimentaria e imprecisa.

Luis de Molina (1535-1601) Es también un destacado representante de la Escuela de Salamanca. De Molina (1981, pp.159-168) analiza el tema de precio justo en su obra La teoría del precio justo, y dice que para conocer si la compraventa de un bien es justa o injusta, atiende específicamente al precio y para analizar esto presenta diferentes clases de precios.

Distingue entre dos tipos de precios a saber: el legal y el natural. Entiende por precio legal, un precio justo que viene fijado por la autoridad pública mediante la ley o decreto público; de forma tal que si en algún momento a cambio de una mercancía que se vende se recibiera más de ese precio la venta sería injusta y debería sustituirse el exceso.

El precio natural es el que las cosas tienen por sí mismas, independientemente de cualquier ley humana o decreto público, por lo que dice que este es divisible, lo que quiere decir que puede variar dentro de ciertos límites, puede tomar distintos valores; de donde se desprende que el precio se considera justo o injusto no sobre la base de la naturaleza de las cosas consideradas en sí mismas, sino en cuanto sirven a la utilidad humana.

De Molina incorpora un análisis un poco más claro y preciso a la concepción de precio justo que sus predecesores y se acerca mucho más a una identificación del precio justo como igual al de mercado. Luis Saravia de la Calle (1544-1623) Este autor es reiterativo en afirmar que los costos de producción no debiesen hacer parte de los valores y precios de los bienes, y lo enuncia así: Aquellos que miden el justo precio por el trabajo, los costos, y el riesgo incurrido por la persona que comercia la mercancía o la produce, o por los costos de transporte o los gastos de viaje hacia y desde la feria, o por lo que tiene que pagar a los factores por su trabajo, riesgo, y esfuerzo, están en un gran error, y lo están más aquellos que permitirían una cierta ganancia de un quinto o un décimo.

Porque el precio justo surge de la abundancia o escasez de las mercancías, mercaderes, y dinero, como se ha dicho, y no de los costos, trabajo, y riesgo. Si tuviésemos que considerar el trabajo y el riesgo para fijar el precio justo, ningún mercader sufriría pérdidas, ni la abundancia o escasez de bienes entraría en consideración (citado por Grice-Hutchinson, 1952, p.29).

Hemos venido encontrando una constante en los representantes de la Escuela de Salamanca: en la determinación del precio justo, enuncian no deben ser tenidos en cuenta los costos, y que este surge especialmente de la abundancia o escasez del bien en el mercado, o sea que este se determina por la oferta y la demanda.

No obstante, los escolásticos sugieren que el precio justo debe ser fijado por los gobernantes pero atendiendo a criterios distintos al del de los costos. Domingo de Soto (1495-1546) Marjorie Grice-Hutchinson (1952) cita a Soto, y expresa cómo este autor retoma algunos conceptos que fueron ya planteados y, sostiene que los precios de los bienes no se determinan sobre la base de su naturaleza sino sobre la base de las necesidades humanas, en las cuales lo que prima es la demanda que existe por el artículo y su abundancia o escasez.

  • Vuelve sobre lo expresado por Luis de Molina, diciendo que hay dos tipos de precios justos, el natural y el legal.
  • Del precio legal expresa, es necesario que los precios sean controlados, y deberían ser fijados por sus gobernantes.
  • Del precio natural, dice que surge del hecho de que no todos los precios puedan ser fijados por los gobernantes, y deja que el precio natural sea determinado a discreción de los compradores y vendedores, para reflejar la naturaleza de las mercancías y su utilidad.

Respecto del precio natural, no está muy de acuerdo con este, por cuanto tampoco deja claro si este es determinado por la oferta y la demanda o por la opinión de un hombre prudente y justo. Su oposición a que el precio sea determinado en forma libre, la expresa así: Puesto que las joyas y otros objetos preciosos fueron mencionados deberíamos distinguir entre estos y los bienes ordinarios.

Tales cosas son menos necesarias a la república y pueden ser vendidas a cualquier precio que un comprador prudente y bien informado quiera pagar. Los caballos finos, las joyas, los halcones caen dentro de esta clase. Nosotros buscamos estas cosas para el adorno, dignidad y esplendor de la nobleza: y es para la magnificencia de los magnates tenerlos en gran estima.

Pero los alimentos, las ropas y otras cosas del estilo, son necesarias a la república. No permitan que el fraude o la malicia entren en su regateo: lo que significa, lector, que usted no debe vender tales cosas como alimentos a cualquier precio que pueda conseguir (De Soto citado por Grice-Hutchinson, 1952, p.88).

En el párrafo que se acaba de citar si bien la atención del autor se centra en la forma como se determina el precio justo a partir de un precio natural, llama la atención la expresión “. pueden ser vendidas a cualquier precio que un comprador prudente y bien informado quiera pagar.”, pues desde ese momento se están haciendo aportes valiosos a la definición de valor de mercado que hoy son utilizadas.

A manera de conclusión, los escolásticos marcan unas pautas diferenciadoras en lo expuesto hasta el momento; por un lado, se crea una diferencia entre los que defendían el precio justo sobre la base del costo de producción y los que lo defendían sobre la base de la utilidad o necesidad, por lo cual es incorrecto concluir que unos propugnaban el control de los precios y los otros no, pues ambos estaban a favor de que los precios debían ser controlados por el rey.

  1. De otro lado, en su afán por fijar criterios para la determinación del precio justo, realizaron importantes avances que les permitieron pasar de un análisis puramente ético o moral de las cuestiones económicas a uno más teórico.
  2. Esbozaron —aunque de una manera rudimentaria— la teoría de la oferta y la demanda cuando se habla de la cantidad de compradores y vendedores, la escasez o abundancia de mercancías y de dinero.

Otro aporte importante es asociar la necesidad como base del valor y la cantidad de vendedores y compradores como elementos que desempeñan un papel fundamental en la formación de los precios. Los italianos En Italia, algunos pensadores realizaron aproximaciones importantes a la teoría del valor.

Entre ellos encontramos: Bernardo Davanzati (1529-1606) Se le considera el fundador de la Escuela Italiana. Si bien su tema principal no es la teoría del valor, marginalmente hace referencia al valor de las cosas. Se expresa así al respecto: ¿Qué es más importante para la vida que el trigo? Y, sin embargo, diez mil granos de trigo se venden por un grano de oro.

¿Cómo puede ser, entonces, que cosas que por naturaleza son tan valiosas valgan tan poco en oro? ¿Y de acuerdo a qué principio es que una cosa vale mucho más que otra? (Davanzati, citado por Sewall, 1971, p.53). Davanzati deja entre ver en estas pocas líneas la paradoja del valor.

También se manifiesta respecto a la utilidad así: Una rata es una cosa desagradable pero en la prisión de Caslino se vendió una en 200 florines, debido a la gran escasez y no era cara porque el que la vendía se moría de hambre y el que la compraba se perdía de escapar (Davanzati, citado por Sewall, 1971, p.54).

Se marca una gran diferencia en la concepción de la utilidad dada por los escolásticos pues se pone el origen de la utilidad de un bien en el hombre y no en las cosas. Los escolásticos hablaban de la capacidad que tienen las cosas para satisfacer necesidades, con lo que le dan a la teoría del valor un enfoque más objetivo, a pesar de que están hablando de utilidad.

  1. Ferdinando Galiani, abad (1728-1787) Según Emil Kauder (1965), Galiani tenía una posición eminentemente subjetiva y marca diferencias importantes en la concepción de valor desde la definición de utilidad, al decir “.
  2. El hecho de que los términos más o menos útil son términos relativos y que su importancia corresponde a diferentes estados de las personas.”.

Galiani incorpora un nuevo aspecto y es que la utilidad está condicionada por el momento en que se encuentre la persona, lo que hace que la utilidad sea particularmente subjetiva. Galiani realiza un esbozo interesante de la teoría del valor con base en el binomio utilidad-escasez, pero sin que llegue a plantear de manera clara y explícita la utilidad marginal.

Es evidente que el aire y el agua, que son los elementos más útiles para la vida humana, no tienen valor porque no son escasos. Por otro lado, una bolsa de arena de las playas de Japón puede ser escasa, pero no tendrá valor puesto que no tiene una utilidad particular (Galiani, citado por Grice-Hutchinson, 1952, p.64).

Galiani da un paso adelante en la integración utilidad-escasez que había sido planteada muchos años atrás por el escolástico san Bernardino de Siena. Daniel Bernoulli (1700-1782) A Bernoulli se le considera el descubridor de la teoría de la utilidad marginal, cuyos cimientos se encuentran cuando expresa: Un prisionero rico que posee dos mil ducados pero necesita dos mil ducados para comprar su libertad, valorará estos dos mil ducados adicionales más que otro hombre que tiene menos dinero que él (Bernoulli, citado por Kauder, 1965, p.32).

Si bien no se evidencia una profundización en el uso de la teoría de la utilidad marginal, se espera que esta teoría pueda explicar por qué las personas valoran más un bien que otro, que es lo que encontramos expresado en el párrafo de Bernoulli que cita Emil Kauder, sin que este haya dicho nada sobre este eje de la teoría.

A manera de conclusión, los pensadores de la Escuela Italiana fueron —en comparación con los escolásticos— más subjetivistas al explicar el origen de la utilidad. Pero así mismo no hay explicación respecto a la formación de los precios. Los franceses Richard Cantillon (1680-1734) Según Augustus M.

Kelley (1964), para Richard Cantillon en su Essai sur la nature du commerce en général, las cosas tienen un doble precio o valor de cambio, uno intrínseco y otro determinado por la necesidad de los individuos al que llama precio de mercado. El precio o valor intrínseco de la cosa—dice— es la medida de la cantidad de la tierra y de trabajo que entró en la producción, teniendo en cuenta la relación con la fertilidad o producto de la tierra y la calidad del trabajo.

Además, expresa, nunca hay variación en los valores intrínsecos, pero la imposibilidad de hacer que la proporción de las mercancías producidas y la producción de un país concuerde con la del consumo produce una variación diaria y una perpetua ondulación de los precios de mercado.

Estos últimos varían según las necesidades de los compradores y vendedores. La explicación de Cantillon guarda similitud con los lineamientos planteados por los escolásticos respecto a la formación de los precios en el mercado, ya que hace referencia a la cantidad de compradores, vendedores y mercancías, pero también es mucho más detallado en la explicación de cómo y por qué la cantidad de las mercancías, de compradores y vendedores hacen subir o bajar los precios.

Cantillon asimila el precio justo enunciado por los escolásticos con el valor real, que identifica con la cantidad de tierra y trabajo empleados en producir el bien. Anne Robert Jacques Turgot (1727-1781) La línea de pensamiento de Turgot sobre el tema de valor y precio expresada en su obra inconclusa Valuer et monnaies, citada por Hannah R.

  1. Sewall (1971), trae algunos aspectos como los que se expresan a continuación: ” el valor expresa el placer relativo a nuestras necesidades por el cual los bienes y dones de la naturaleza son considerados como que se adaptan a nuestro placer, a la satisfacción de nuestros deseos.
  2. Aunque este placer puede ser siempre relativo a nosotros, sin embargo, al explicar la palabra valor tenemos en vista una cualidad intrínseca al objeto y por cual sirve para nuestro uso ” (Turgot, citado por Sewall, 1971, pp.96-97).

Este autor le asigna un ingrediente objetivo a la utilidad, y según lo analizado hasta el momento, no se debería hablar de cualidad intrínseca de los objetos para satisfacer una necesidad, por cuanto un objeto tiene tantos usos como la mente pueda imaginar.

Turgot también trae en su reflexión sobre el valor el tema de la escasez pero como sinónimo de la dificultad de adquisición, situación en la que no logra ser claro ni preciso, por cuanto no necesariamente son iguales. la mayor o menor dificultad que enfrenta el hombre al procurarse el objeto de su deseo, puesto que es bien evidente que entre dos cosas igualmente útiles e igualmente excelentes, aquella que requiere más problemas de adquisición le parece a él mucho más preciosa, y empleará más cuidado y esfuerzo en procurarse esta cosa por sí mismo Respecto al precio, Turgot manifiesta en su obra Réflexions sur la formation et la distribution des richesses que “.

,la necesidad recíproca ha llevado al intercambio de lo que la gente tiene por lo que no tiene. cada uno tendrá que ponderar la valuación de la mercancía que entrega contra el deseo que tiene de la mercancía que recibe. Y fijar de acuerdo con esto la cantidad de cada una a ser intercambiada.” (Turgot, 1971, pp.28-29).

Cada transacción tendría su precio, dado que, de un lado, surge de la necesidad del bien a intercambiar y, de otro, del acuerdo de las partes. Dicho de otro modo, el intercambio se lleva a cabo, porque cada parte valora más la cantidad de mercancía que recibe que la que está entregando. Se podría decir que la formación de precios está explicada en términos subjetivos, en valoraciones individuales.

Etienne Bonnot de Condillac (1715-1780) En este autor encontramos importantes precisiones respecto a los conceptos de valor y precio que no habían sido enunciadas ni por los escolásticos ni por los italianos. A continuación, citaremos algunos apartes citados a su vez por Hannah R.

  1. Sewall: Nosotros estimamos un bien sobre la base de la utilidad que tenga para los usos en que lo queremos emplear.
  2. Ahora bien, esta estima es lo que llamamos valor.
  3. Decir que una cosa tiene valor, es decir que es útil, o que es útil para algún uso (Condillac, citado por Sewall, 1971, p.108).
  4. Condillac expresa con claridad cómo la estimación o valor que se hace de un bien recae sobre su utilidad, y cómo esta tiene un enfoque netamente subjetivo.

Lo anterior lo concreta así: Es necesario, entonces, recordar que, aunque las cosas tienen un valor porque tienen cualidades que les permiten satisfacer nuestras necesidades, no tendrán valor para nosotros si no juzgamos que en realidad tienen esas cualidades.

  1. Su valor está, entonces, principalmente en el juicio que hagamos de sus utilidades (Condillac citado por Sewall, 1971, p.108).
  2. En su reflexión, Condillac no olvida el papel de la escasez en la determinación del valor, y se expresa así al respecto: En la abundancia uno siente que necesita menos, porque uno no tiene miedo del desabastecimiento.

Por la razón opuesta, uno siente que necesita más en la escasez y miseria. El valor de las cosas aumenta con la escasez, y disminuye con la abundancia. el mayor o menor valor, manteniéndose la misma utilidad, está fundamentado en la escasez de las cosas o en su abundancia, o mejor en la opinión que tengamos de su escasez o de su abundancia.

  1. Digo manteniendo la misma utilidad, porque es lo suficientemente claro que si suponemos una igual escasez o una igual abundancia, uno les da mayor o menor valor según las juzgue más o menos útiles (Condillac citado por Sewall, 1971, pp.108-109).
  2. Condillac es más claro que Turgot en la definición de la escasez; no obstante, expresa que por sí sola no es determinante del valor de las cosas.

Este autor también rechaza que los costos tengan influencia sobre el valor, así: ” una cosa no tiene valor porque cuesta, como uno puede suponer, sino que cuesta porque tiene valor” (Condillac, citado por Sewall, 1971, p.109). Respecto a la concepción de precio, lo identifica como resultado de valoraciones individuales, así: Cuando todos en general están de acuerdo en entregar cierta cantidad de vino a cambio de cierta cantidad de maíz, entonces el maíz en relación con el vino, y el vino en relación con el maíz también tendrá un valor generalmente reconocido por todos,

  1. Ahora bien, este valor relativo generalmente reconocido en los intercambios es el fundamento del precio de las cosas.
  2. El precio es, entonces, solamente el valor estimado de una cosa en relación con el valor estimado de otra,
  3. Las cosas son recíprocamente el precio de una respecto de otra (Condillac, citado por Sewall, 1971, p.110).

Considera el precio un valor relativo, que surge del intercambio, y que es determinado en función de los bienes que intervienen en el intercambio. Este autor incorpora un elemento importante: la relación precio y valor, y dice, el valor es anterior a cualquier intercambio o precio: Cuando tenemos necesidad de una cosa, ella tiene valor, lo tiene solo por ella y antes de que haya cualquier intención de realizar un intercambio,

  • Solo en el intercambio tiene un precio y su precio es la estimación que hacemos de su valor cuando en el intercambio comparamos su valor con el valor de otra (Condillac, citado por Sewall, 1971, p.111).
  • Este autor hace precisiones valiosas en relación con los conceptos de valor y precio; de un lado, la integración utilidad y escasez como aspectos importantes en la determinación del valor.

Respecto al precio, lo identifica como valoración individual y relativa que surge de una relación de intercambio. A manera de conclusión, podríamos decir que los franceses logran una mejor aproximación y precisión de la teoría del valor y del precio que los italianos y los escolásticos, y eliminan la influencia de los costos en la determinación del precio.

Los ingleses preclásicos William Petty (1623-1687) Sir William Petty no hace propiamente un aporte a la teoría de valor y precio, pues trata de manera muy tangencial estos temas, al tiempo que se encuentran pocas referencias al respecto. Según Petty (1986), las cosas deben valorarse por dos denominadores naturales, la tierra y el trabajo, lo que implica que al valorar un bien se valoraría de un lado con una cantidad de tierra y por otro, con una cantidad de trabajo.

Un ejemplo que presenta el autor es el de un barco o un vestido, que podría decirse vale tanta cantidad de tierra, con otro tanto de trabajo, de lo cual concluye el autor que el barco y el vestido fueron criatura de la tierra y trabajo de los hombres.

  1. Al analizar el planteamiento hecho por Petty, hay más un retroceso que un aporte a la concepción de valor, pues contrasta con lo expuesto por otros autores hasta el momento y centra su atención en los factores de producción tierra y trabajo sin profundizar en estos.
  2. En relación con el precio, Petty parece tener una teoría implícita de los precios basada en los costos de producción y especialmente centrada en el trabajo, cuando expresa: El maíz será dos veces más caro donde trabajan doscientos agricultores que hacen el mismo trabajo que podrían realizar cien: la proporción, por tanto, está compuesta con la proporción de gasto superfluo (viz, si a la causa de la carestía mencionada arriba se le agrega el doble de gastos de lo que es necesario), entonces el precio natural se cuadruplicará (Petty, 1986, p.90).

Petty no genera casi ningún valor agregado a los conceptos de valor y precio. John Locke (1632-1704) Locke nos permite ver una evolución en su pensamiento sobre la teoría de los precios en dos de sus obras. A continuación, veremos este cambio. En su obra Second Treatise of Civil Government (1690), sostiene una teoría basada en el costo de producción y se expresa así: El pan, el vino y las ropas son cosas de uso diario y de gran abundancia; sin embargo, si el trabajo no nos proveyese de esta clase de artículos tan útiles, nuestro pan, nuestra bebida y nuestras ropas serían las bellotas, el agua y las hojas o las pieles.

Porque el mayor valor que tienen el pan sobre las bellotas, el vino sobre el agua y el paño o la seda sobre las hojas, las pieles o el musgo, se debe por completo al trabajo y a la industriosidad humana. Las bellotas, el agua y las hojas son el alimento y el vestido que nos proporciona la Naturaleza, abandonada a sí misma; los otros productos, como el pan, el vino y los paños, nos los proporcionan nuestra actividad y nuestro esfuerzo.

Bastará comparar el exceso de valor que tienen estos sobre aquellos para ver que el trabajo constituye, con mucho, la mayor parte del valor de las cosas de que nos servimos en este mundo (Locke, 1955, pp.33-34). Si bien el tema de precio y valor es marginal, en su obra se observa un acento importante en este corto texto de que los precios dependían de las horas de trabajo invertidas.

Sin embargo, en 1696 publica su obra Some Considerations of the Consequences of the Lowering of Interest and Raising the Value of Money, en la cual cambia su enfoque de la determinación de los precios centrado en el costo de producción por una nueva orientación que sostiene que la formación de los precios está dada por la oferta y la demanda, aunque no profundiza en estos conceptos.

En esta obra se expresa así, según lo citado por Edwin Cannan (1930): El precio de cualquier bien sube o baja según la proporción de compradores y vendedores. Esta regla es universal en todas las cosas que se compran y venden, exceptuando una que otra vez la fantasía extravagante de alguna persona particular, que nunca llega a ser una parte importante del comercio como para que valga la pena pensar en una excepción a esta regla.

La venta de cualquier cosa depende de su necesidad o utilidad, como determine la conveniencia o la opinión, guiada por la fantasía o la moda (Cannan, 1930, p.158). Se observa en Locke un cambio importante pero se desconoce qué lo llevó a este viraje en su concepción de valor y precio. John Law (1671-1729) Law sigue la línea de pensamiento de Locke en la obra Some Considerations of the Consequences of the Lowering of Interest and Raising the Value of Money, y enfatiza su teoría sobre valor al expresar: Los bienes derivan su valor de los usos para los cuales se pueden aplicar; y su mayor o menor valor no se deriva tanto de su mayor o menor valuación o usos necesarios, como de la mayor o menor cantidad de ellos en proporción a su demanda.

Ejemplo: el agua es de gran utilidad, y sin embargo de poco valor, porque la cantidad de agua es mucho mayor que su demanda. Los diamantes son de poca utilidad, y sin embargo tienen un gran valor, porque la demanda de diamantes es mucho mayor que su cantidad.

Los bienes de la misma especie difieren en valor por diferencias en la calidad. Por ejemplo, un caballo es mejor que otro. La cebada de un país es mejor que la de otro. El valor de los bienes cambia ante cualquier variación en su cantidad o en la demanda de ellos o por ellos. Si la cantidad de avena es mayor que la del año anterior y la demanda es la misma o menor, el valor de la avena será menor (Law, 1966, pp.4-5).

En su concepción de valor, Law integra oferta, demanda, utilidad y escasez. El autor explica cómo un bien que puede ser muy útil, pierde valor cuando la cantidad de este bien excede su demanda y, por el contrario, gana valor cuando el bien es escaso. Incorpora un elemento nuevo al valor: la calidad de bien, pues dos bienes pueden ser iguales y tener valores diferentes.

En los ingleses preclásicos dejan entrever algunas ideas subyacentes del valor y precio, pero sin que pueda hablarse de aportes importantes a las teorías de valor y precio. Los clásicos Con los economistas de la Escuela Clásica, puede decirse que la ciencia económica comienza a identificarse como una ciencia independiente de la moral y la política.

Tal es el caso de los conceptos de valor y precio que en muchos casos eran concebidos desde estas ópticas. Adam Smith (1723-1790) En su teoría diferenció claramente el valor de uso y el valor de cambio, pero puso su centro de atención en el valor de cambio.

  • Así se expresa sobre las diferencias entre el valor de uso y el valor de cambio: Se debe observar que la palabra valor tiene dos significados diferentes; algunas veces expresa la utilidad de un objeto en particular, y otras el poder de comprar otros bienes que la posesión de dicho bien nos permite.
  • El primero puede llamarse valor de uso, el otro valor de cambio (Smith, 1981, p.44).

Adam Smith mantiene inicialmente los conceptos de valor de uso y valor de cambio, el primero referido al valor que tienen los bienes por la utilidad que representan para satisfacer una necesidad o un deseo. Y el valor de cambio que surge de la propiedad que tiene un bien de ser intercambiado por otro.

  • Históricamente, el valor de cambio se ha asociado con el precio de las mercancías.
  • Smith centró su análisis en el valor de cambio; sin embargo, no deja de reconocer que los bienes tienen valor de cambio porque tienen un valor de uso.
  • Dicho de otro modo, el valor de cambio descansa en el valor de uso, pues ninguna persona tendría interés en intercambiar objetos que no tuviesen un valor de uso o ninguna utilidad.

Smith ejemplifica lo anterior con la paradoja del valor: Las cosas que tienen un alto valor de uso tienen frecuentemente poco o ningún valor de cambio; y, por el contrario, aquellas que tienen un alto valor de cambio frecuentemente tienen poco o ningún valor de uso.

Nada es más útil que el agua: pero con ella no se puede comprar casi nada, casi nada se puede cambiar por ella. Un diamante, por el contrario, tiene poco valor de uso; pero a menudo se puede cambiar por una gran cantidad de otros bienes (Smith, 1981, pp.44-45). Si bien no hace un análisis exhaustivo al respecto, sí introduce aspectos en los que menciona que para un bien que es útil el precio o valor de cambio se regula de acuerdo con la demanda, dependiendo de si su utilidad es general o no, y de acuerdo con la abundancia que haya para satisfacerla.

Para sus reflexiones de valor y de precio, Smith toma dos referentes: la medida del valor de cambio y los determinantes del valor de cambio. La medida del valor de cambio la asociaba a la cantidad de horas de trabajo que se consumía para producir un producto.

Al hacer referencia al respecto, en Of the real and Nominal Price of Commodities, or of their Price in Labour, and their Price in Money, quinto capítulo de su obra Wealth Nations, Smith sostiene que debido a los cambios en el poder adquisitivo del dinero, este no es una buena medida del precio de las cosas; en cambio, el trabajo va a dar una medida real del precio.

No obstante, reconoce que la unidad de medida trabajo presenta muchos problemas, por las diferencias que se pudieran generar en aspectos como las distintas profesiones, el grado de preparación, las diferencias en las habilidades individuales, etc. Después de haber explicado cuál es la mejor medida del valor de cambio, el autor se dedica en el capítulo VI, Of the Component Part of the Price of Commodities, a analizar los determinantes de valor, y señala: Tan pronto como se acumula capital en las manos de personas particulares, algunos de ellos naturalmente lo emplearán en dar trabajo a personas laboriosas, a quienes proveerán con materiales y subsistencia, con el objeto de obtener una ganancia con la venta de su trabajo, o por lo que su trabajo agrega al valor de los materiales.

Al cambiar la manufactura terminada sea por dinero, por trabajo, o por otros bienes, por encima de lo que puede ser suficiente para pagar el precio de los materiales y el salario de los trabajadores, algo debe quedar de ganancia para quien se tomó el trabajo de arriesgar su capital en esta aventura.

Por lo tanto, el valor que los trabajadores agregan a los materiales se resuelve, en este caso, en dos partes, de las cuales una paga sus salarios y la otra la ganancia de su empleador sobre el total de capital y salarios que adelantó (Smith, 1981, p.66).

De esto se puede inferir que parte de los determinantes de valor está dada por los materiales, por la paga de los salarios a los trabajadores y por la ganancia que el empleador espera sobre el total de capital y salarios que pagó. Dicho de otro modo, el trabajo no es el único determinante del valor de cambio, también las ganancias forman parte de él.

Hasta aquí hemos hablado de dos determinantes de valor: los salarios del trabajo y las ganancias de capital. Se agregó un tercero, a saber, la renta de la tierra que explica así: Tan pronto como la tierra de cualquier país se ha convertido en propiedad privada, los terratenientes, como todos los hombres, aman cosechar donde nunca sembraron, y demandan una renta inclusive por su producto natural.

La madera del bosque, el pasto de los campos y todos los frutos naturales de la tierra que, cuando la tierra era común, al trabajador solo le costaban el trabajo de juntarlos. él debe entonces pagar por el derecho a juntarlos; y le debe entregar al terrateniente una parte de lo que su trabajo juntó y produjo.

Esta porción o, lo que es lo mismo, el precio de esta proporción constituye la renta de la tierra, y conforma un tercer componente en el precio de gran parte de las mercancías (Smith, 1981, p.67). Este tercer componente surge de pagar la renta de la tierra, que unido al precio del trabajo total empleado en juntar, fabricar y traerla al mercado, y la ganancia son los determinantes del valor de cambio.

Estos tres determinantes pueden según Smith medirse en horas de trabajo, que últimas van a permitir expresar en términos reales los precios o valores de cambios de los bienes. Estos tres determinantes de valor —dice— corresponden al valor natural de los bienes. En el capítulo VII, Of the Natural and Market Price of Commodities, explica cómo se determina el precio de mercado de los bienes y su relación con el precio natural.

Respecto al precio de mercado, dice que es el precio al que efectivamente cualquier mercancía es comúnmente vendida. Este precio de mercado puede estar por encima, por debajo o coincidir con su precio natural. El precio de mercado de toda mercancía particular está regulado por la proporción entre la cantidad que efectivamente fue traída al mercado y la demanda de aquellos que están deseosos de pagar el precio natural de la mercancía (Smith, 1981, p.73).

Además, Smith analiza como la formación y fluctuación de los precios de mercado solo se dan por cambios en la oferta y la demanda. A manera de conclusión, se puede decir que la teoría de valor de Smith no es una teoría de valor trabajo, sino una teoría del costo de producción. También podría decirse que la diferencia entre precio natural y precio de mercado surge de los determinantes de cada uno: el precio de mercado determinado por la oferta y la demanda, y que este tiende al precio natural que es determinado por los costos de producción.

James Maitland, octavo conde de Lauderdale (1759-1839) Este autor critica la teoría de valor de cambio de Adam Smith y algunas otras posturas de autores anteriores. James Maitland, conde de Lauderdale, en su obra An Inquiry into the Nature and Origin of Public Wealth, elimina todo concepto objetivo o intrínseco de valor, y une los conceptos de utilidad y escasez como determinantes del valor de uso o utilidad de las cosas, diciendo: “.para conferir valor hacen falta dos requisitos: 1) que la mercancía, siendo útil o agradable al hombre, debe ser objeto de su deseo; 2) que tenga algún grado de escasez” (Maitland, 1967, p.12).

  1. Estará sujeta a un incremento de su valor por una disminución de su cantidad.
  2. A una disminución de su valor por un aumento en su cantidad.
  3. Puede sufrir un aumento en su valor por la circunstancia de un aumento en su demanda.
  4. Su valor puede disminuir por una caída en la demanda (Maitland, 1967, pp.13-14).

Como se observa, pone a depender el valor de todas las mercancías de la cantidad que las hace objeto del deseo del hombre y de las circunstancias de escasez que estas puedan tener. Se puede ver que para el autor era claro que ni la utilidad, ni la escasez por sí solas les dan valor a las cosas; estas adquieren valor cuando además de útiles son escasas.

Hace un manifiesto expreso para criticar la teoría de Smith diciendo: ” el trabajo es la cosa que está más sujeta a las variaciones de su valor, y es, por supuesto, la peor de todas las cosas que se pudieron elegir para realizar esa tarea” (Maitland, 1967, pp.27-28). David Ricardo (1772-1823) David Ricardo pudiese decirse que es el economista clásico que causó mayor confusión en lo que a teoría del valor se refiere, dado que en lo que expresa no permite conocer con claridad la esencia de su teoría, así lo manifiestan algunos autores cuando sostienen: Emile James (1974): “Ricardo no pensaba que la relación de cambio entre dos bienes no pudiera ser nunca diferente de la relación entre las respectivas cantidades de trabajo incorporadas en los bienes”.

Henry W. Spiegel (1973) dice que la teoría de valor de cambio de Ricardo puede interpretarse como una teoría del costo de producción y afirma: “El gran impacto hecho por Ricardo en la economía se debe a que es un exponente de una teoría del valor-trabajo y no un exponente del costo de producción”.

  1. Ricardo realizó tres ediciones de su obra On the Principles of Political Economy and Taxation, en 1817, 1819 y 1821, pero el capítulo dedicado a valor, en cada una de ellas incorporó modificaciones, según enuncia Juan C.
  2. Cachanosky (1994).
  3. El primer capítulo de su obra está dedicado al On Value y está dividido en siete secciones.

En la primera sección, El valor de un artículo, o la cantidad de otra mercancía por la que se puede intercambiar, depende de la cantidad relativa de trabajo que es necesaria para su producción, y no de la mayor o menor compensación que se paga por ese trabajo” (Ricardo, 1971, p.55), encontramos explícitamente que el valor de cambio o precio está determinado por la cantidad de trabajo que requiere la producción de un bien; parece que el trabajo es el único determinante del valor de cambio de las mercancías.

En esta misma sección expresa siguiendo a Smith, que el valor tiene dos significados: ” a veces expresa la utilidad de algún bien en particular y, a veces el poder de compra de otros bienes que la posesión de ese objeto transmite, el primero puede ser llamado valor de uso y el segundo valor de compra ” (Ricardo, 1971, p.55).

Así mismo, cita la paradoja del valor así: El agua y el aire son sumamente útiles; son además indispensables para la vida; sin embargo, en circunstancias ordinarias no se puede obtener nada a cambio de ellos. El oro, por el contrario, a pesar de tener poco uso, en comparación con el aire y el agua, podrá cambiarse por una gran cantidad de otros bienes (Ricardo, 1971, p.55).

El autor termina concluyendo que la utilidad no es la medida del valor de cambio, pero sí es una condición necesaria para que este exista. Y añade David Ricardo (1971) que, si una cosa tiene valor de uso, su valor de cambio puede explicarse de dos maneras: de su escasez y de la cantidad de trabajo requerida para su obtención.

Ricardo logra expresar de mejor forma su teoría en sus cartas. En una de ellas dirigida a Jean Baptiste Say, escribe: La utilidad es sin duda alguna la base del valor, pero el grado de utilidad nunca será la medida por la cual se estime el valor. Un artículo difícil de producir valdrá siempre más que otro fácilmente producido, aun cuando todo el mundo estuviese de acuerdo en conceder al primero una mayor utilidad.

  1. Para que un producto tenga valor debe ser útil, pero las dificultades inherentes a su producción constituyen la medida real de su valor.
  2. Por tal motivo, el hierro es más barato que el oro, aunque más útil (Ricardo, 1962, p.163).
  3. En este texto, el autor integra al valor de cambio con utilidad y trabajo, sin hacer mención a ningún otro factor, situación que ha llevado a malinterpretar la teoría de Ricardo, pues su afirmación está bajo el supuesto de que todos los bienes se producen con igual cantidad de capital fijo y que se amortizan en el mismo tiempo.

Esta tesis se ve con mayor claridad en el siguiente texto: En cualquier etapa de la sociedad, las herramientas, implementos, construcciones y maquinaria empleados en las distintas actividades pueden tener distintos grados de durabilidad, y pueden requerir diferentes proporciones de trabajo para producirlos.

También pueden variar las proporciones en que el capital apoya al trabajo y en que se invierte en herramientas, maquinaria y edificios. Esta diferencia en el grado de durabilidad del capital fijo, y esta variedad en las proporciones en que ambas clases de capital pueden combinarse, introducen otra causa, además de la cantidad de mayor o menor trabajo necesario para producir los bienes, para las variaciones de su valor relativo (Ricardo, 1971, p.72).

En este texto vemos no una teoría valor-trabajo, sino una teoría valor de cambio determinada por los costos de producción, con la que sigue más de cerca a Adam Smith. Esto lo confirmamos con el siguiente apartado: Adam Smith creía que, así como en las primeras etapas de una sociedad todo el producto del trabajo pertenecía al trabajador, y que al acumularse una existencia de dicho producto, una parte de él se convertía en ganancia, esa acumulación, necesariamente, y sin tomar en cuenta los diferentes grados de durabilidad del capital, ni ninguna otra circunstancia, elevaba el precio del valor de cambio de los productos y, en consecuencia, su valor ya no estaba regido por la cantidad de mano de obra necesaria para su producción.

Por el contrario, yo sostengo que no es debido a esta división en ganancias y salarios, que no es debido a la acumulación de capital por lo que varía el valor de cambio, sino que ello ocurre, en todas las etapas de una sociedad, debido a dos causas únicamente: una, la mayor o menor cantidad de mano de obra requerida; la otra, la mayor o menor durabilidad del capital, que la una, jamás es invalidada por la otra, sino solo modificada por ella.

Podríamos concluir que Ricardo —al igual que Smith— centró su teoría en el precio. El precio natural lo determinaba el costo de producción y no la cantidad de trabajo incorporado y el precio de mercado decía se modificaba así: los capitalistas expanden la producción cuando el precio de mercado está por encima del precio natural y lo contraen cuando está por debajo.

John Stuart Mill (1806-1873) De John Stuart Mill se dice es el último de los clásicos; con él, la economía clásica alcanza el máximo de popularidad y aceptación especialmente en Inglaterra. El gran aporte de Mill fue poner de manera más ordenada y clara el pensamiento de Smith y de Ricardo. Mill cierra una era de la teoría del valor y del precio de los economistas clásicos con su frase célebre: “Afortunadamente, no queda nada qué aclarar en las leyes del valor, ni para los escritores actuales, ni para los del porvenir: la teoría está completa” (Mill, 1978, p.386).

Esta frase se repite hasta la última edición de su obra Principios de la Economía Política en 1871, momento en el cual se produce la revolución en las teorías del valor y del precio con la formulación de la teoría de la utilidad marginal. Siguiendo a sus antecesores clásicos, Mill empieza por diferenciar entre valor de uso y valor de cambio: En economía política, el uso de una cosa significa su capacidad para satisfacer un deseo o servir para una finalidad.

Los diamantes poseen esa capacidad en alto grado, y si no la tuvieran, no tendrían ningún precio. Así el valor de uso, o como lo llama el señor Quincey, el valor teleológico, es el límite extremo del valor de cambio. El valor de cambio de una cosa puede ser inferior a su valor de uso, no importa en qué proporción; pero que alguna vez pueda exceder del valor de uso implica una contradicción; supone que habrá personas que darán, por poseer una cosa, más del valor máximo que ellas mismas le atribuyen como un medio para satisfacer sus inclinaciones.

En este texto, Mill también diferencia entre valor de cambio y valor de uso, y dice que el valor de uso le pone un techo al valor de cambio, pues nadie pagará más por una mercancía de lo que la valora. Se podría decir que construye una mejor relación entre valor de uso y valor de cambio, sin que propiamente desarrolle una teoría del valor de uso.

A continuación, veremos cómo logra distinguir entre valor de cambio y precio, que sus antecesores habían tratado como iguales. Es preciso distinguir entre valor de cambio y precio. Los primeros economistas políticos usaron las palabras valor y precio como sinónimos, y el mismo Ricardo no siempre las distinguió.

Pero los escritores modernos, más precisos, para evitar el gasto inútil de dos buenos términos científicos para designar una misma idea, han empleado la palabra precio para expresar el valor de una cosa en función del dinero, esto es, la cantidad de dinero por la cual se cambiará.

  1. Por consiguiente, de aquí en adelante entenderemos siempre por precio de una cosa su valor en dinero; por valor, o valor de cambio de una cosa, su capacidad general de compra, el dominio que su posesión concede sobre todas las mercancías.
  2. Después de sus precisiones semánticas, Mill se dedica a analizar en detalle la determinación del valor de cambio, tema en el cual sigue al detalle a Ricardo, pero expresando su teoría de una manera clara y ordenada.

A partir de Mill se logran establecer diferencias claras entre los conceptos de demanda y cantidad demandada, diciendo que una variación de precio provoca cambios en la cantidad demandada y que una variación de la demanda provoca cambios en los precios.

  1. Mill (1978), siguiendo a Ricardo, sostiene que las mercancías tienen un valor de cambio natural y uno de mercado; el primero está determinado por los costos de producción (salarios y ganancias) sin incluir la renta de la tierra, y el segundo está determinado por la oferta y la demanda.
  2. El precio de mercado tiende a igualarse con el precio natural.

El pensamiento de Mill es claramente ricardiano, y su aporte fue ampliar y aclarar el pensamiento de este. Karl Marx (1818-1883) Si bien la obra del alemán Karl Marx es escrita en tiempos muy cercanos a la teoría marginal, en su obra no se vislumbran los principios de esta; por el contrario, su pensamiento es en algunos casos confuso y dejan al descubierto contradicciones que su obra aun siendo escrita en diferentes momentos no logra resolver.

Siguiendo a los clásicos, Marx comienza diciendo que para que las cosas tengan valor tienen que ser útiles, dicho de otro modo tener un valor de uso, y dice así al respecto: La utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso. Pero esta utilidad de los objetos no flota en el aire. Es algo que está condicionado por las cualidades materiales de la mercancía y que no puede existir sin ella.

Lo que constituye un valor de uso o un bien es, por tanto, la materialidad de la mercancía misma, el hierro, el trigo, el diamante, etcétera, y este carácter de la mercancía no depende de que la apropiación de sus cualidades útiles cueste al hombre mucho o poco trabajo,

En el tipo de sociedad que nos proponemos estudiar, los valores de uso son, además, el soporte material del valor de cambio (Marx, 1973, p.3). Marx, al igual que los clásicos, tenía una teoría subjetiva del valor, en la que expresaba que para que una cosa tenga valor de cambio tiene que tener primero valor de uso.

A continuación, veremos cómo el autor empieza a explicar los determinantes del valor de cambio y olvida de momento el valor de uso. Al mismo tiempo, se observa una fuerte influencia de Aristóteles y los escolásticos, cuando expresa que las cosas intercambiadas tienen que guardar una especie de igualdad o tener un factor común.

Tomemos ahora dos mercancías, por ejemplo, trigo y hierro. Cualquiera que sea la proporción en que se cambien, cabrá siempre representada por una igualdad en que una determinada cantidad de trigo equivalga a una cantidad cualquiera de hierro, v. gr.: 1 quarter de trigo = x quintales de hierro. ¿Qué nos dice esta igualdad? Que en los dos objetos distintos, o sea, en 1 quarter de trigo y en x quintales de hierro, se contiene un algo en común de magnitud igual.

Ambas cosas son, por tanto, iguales a una tercera, que no es de suyo ni la una ni la otra (Marx, 1973, p.5). También expresa que si no se tuviese en cuenta el valor de uso de las mercancías, sería el trabajo lo único común a todas las mercancías, lo enuncia así: “Ahora bien, si prescindimos del valor de uso de las mercancías, estas solo conservan una cualidad: la de ser productos del trabajo” (Marx, 1973, p.5).

Dentro de esta expresión valor-trabajo, lo que le interesaba a Marx era que para determinar los precios relativos de las distintas mercancías, habría que igualar la cantidad de horas de trabajo que se requiere para la producción de cada una. Esta posición fue criticada y rebatida por algunos teóricos y es el mismo Marx quien la refuta, diciendo: Se dirá que si el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo invertida en su producción, las mercancías encerrarán tanto más valor cuanto más holgazán o más torpe sea el hombre que las produce o, lo que es lo mismo, cuanto más tiempo tarde en producirlas.

Pero no, el trabajo que forma la sustancia de los valores es trabajo humano igual, inversión de la misma fuerza humana de trabajo (Marx, 1973, p.6). El eje de la teoría de Marx consiste en decir que la base de valor de una mercancía está determinada por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla, lo que equivale a un promedio de las fuerzas individuales de trabajo.

  • Esto lo enuncia así: Tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se requiere para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en la sociedad (Marx, 1973, p.7).
  • Con esto, Marx da un paso adelante a lo planteado por los clásicos en la teoría valor trabajo, al hacer referencia a un trabajo socialmente necesario para la producción.

Para precisar su concepción de valor como trabajo socialmente necesario, dice: La magnitud del valor de una mercancía permanecería, por tanto, constante, invariable, si permaneciese también constante el tiempo de trabajo necesario para su producción.

Pero este cambia al cambiar la capacidad productiva del trabajo. La capacidad productiva del trabajo depende de una serie de factores, entre los cuales se cuentan el grado medio de destreza del obrero, el nivel de progreso de la ciencia y de sus aplicaciones, la organización social del proceso de producción, el volumen y la eficacia de los medios de producción y las condiciones naturales (Marx, 1973, p.7).

En conclusión, los clásicos diferencian entre valor de uso y valor de cambio, pero sus teorías se centran en el valor de cambio o precio. Identifican dos tipos de precios: el natural y el de mercado; respecto al primero Smith, Ricardo y Mill expresan que está determinado por los costos de producción y Marx agrega un nuevo elemento al decir que el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla.

Respecto al precio de mercado, coinciden en que se determina por oferta y demanda, y se encuentran mayores precisiones en Mill, respecto a las concepciones de oferta y demanda.A. Reflexión sobre las premisas de valoración de las NIIF La medición en contabilidad es parte esencial en el proceso de determinación de los importes monetarios por los que se reconocen y llevan contablemente los elementos de los estados financieros, para su inclusión en el balance y el estado de resultados (IASB, 2010).

Según los Estándares Internacionales de Información Financiera, uno de los criterios básicos para el reconocimiento de una partida en los estados financieros es que tenga un costo o valor que se pueda medir con fiabilidad. Este valor en muchas ocasiones debe ser estimado, particularmente si se emplea el valor razonable como base de medición de algunos de los elementos de los estados financieros.

Al respecto, la NIIF 13 proporciona una guía de medición del valor razonable que aclara la definición de valor razonable, proporciona un marco claro de medición del valor razonable y mejora la información a revelar sobre las mediciones del valor razonable (Fundamento para las conclusiones NIIF 13, 2011).

Este es el resultado del proceso de convergencia entre la International Accounting Standards Board, IASB, y la Financial Reporting Standards Board, FASB, para asegurar homogeneidad en las estimaciones del valor razonable en las NIIF y en los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, PCGA, de Estados Unidos.

Al estimar el valor razonable de un activo, y en particular de uno no financiero, se debe considerar el precio que se fijaría al activo teniendo en cuenta el máximo y mejor uso del mismo, en la medida en que dicho uso sea físicamente posible, legalmente permisible y financieramente factible, todo dentro del marco de la perspectiva de los participantes del mercado.

Al revisar los fundamentos de las conclusiones de la NIIF 13, se evidencian dos premisas de valuación orientadas a:

  • El máximo y mejor uso supone la venta a un participante del mercado que utilizará el activo junto con otros activos.
  • El máximo y mejor uso supone la venta a un participante del mercado que utilizará el activo de forma aislada, para obtener la mayor cantidad de beneficios económicos posibles.

En efecto, producto de las deliberaciones sobre la mencionada NIIF, se establecen las anteriores premisas de valor a partir de la definición de valor de uso y valor de cambio, definidos como:, Premisa de uso. En donde el precio del activo sería el que se obtendría por la venta a un participante del mercado suponiendo que el máximo y mejor uso es la utilización del activo junto con otros activos y pasivos.

  1. Premisa de intercambio.
  2. En donde el precio del activo sería el que se obtendría por la venta a un participante del mercado suponiendo que el máximo y mejor uso es la utilización del activo de forma aislada.
  3. Ahora bien, dado que la premisa denominada como “de uso” podría llevar a confusión, en la medida en que la NIC 36 define el término “valor en uso”, aunque ambos tienen significados diferentes.

Las premisas de valuación “Uso e intercambio”, en la NIIF 13 son renombradas de una forma que se entienda el objetivo de la premisa: a) El uso del activo junto con otros activos o b) el uso del activo de forma individual. Teniendo en cuenta lo anterior, si se contrastan estas premisas con el origen de los conceptos de valor y precio dados por los clásicos, gestores de la economía del valor de uso y valor de cambio, se encuentra que: Se puede concluir que las premisas de valoración según los fundamentos de las conclusiones de la NIIF 13 premisa de uso y premisa de intercambio, vistas desde el valor de uso distan de la concepción presentada por los clásicos. No obstante, tanto la premisa de uso como la premisa de intercambio son presentadas como el precio que se obtendría por la venta a un participante del mercado, de lo cual podría decirse que es un valor de cambio a la luz de las teorías clásicas.

En consecuencia, el valor razonable atiende las concepciones teóricas del valor del intercambio, desde la perspectiva de mercado; por su parte, el valor de uso para los propósitos de medición de deterioro coincide con la teoría de valor de uso de estos autores. Conclusiones El desarrollo de este artículo permitió conocer cuán antiguas son las concepciones de valor y precio, cuyos primeros fundamentos nacen en el terreno de la ética, cuando los primeros filósofos trataban de responder a problemas de justicia y se preguntaban por el precio justo de las mercancías.

Este pensamiento nació con Aristóteles y fue continuado por San Agustín hasta Santo Tomás de Aquino. Posteriormente, los escolásticos realizaron importantes avances que les permitieron pasar de un análisis puramente ético o moral de las cuestiones económicas a uno más teórico.

  1. Ellos lentamente empezaron a explicar qué era un precio y cómo se determinaba, con muchas imprecisiones, aunque lograron importantes avances.
  2. En especial la Escuela de Salamanca realizó significativos adelantos analíticos.
  3. En sus análisis estaban mezclados conceptos subjetivos, objetivos y éticos, lo que refleja de todas maneras un importante progreso para la ciencia económica.

Así mismo, los italianos fueron —en comparación con los escolásticos— más subjetivistas al explicar el origen del valor en la utilidad; pero no logran una explicación respecto a la formación de los precios. Por su parte, los franceses obtienen una mejor aproximación y precisión a la teoría del valor y del precio que los italianos y los escolásticos, y eliminan la influencia de los costos en la determinación del precio.

  1. Después de una larga etapa ética se pasa a una teoría en la que las consideraciones de justicia quedan en un segundo plano.
  2. Los economistas clásicos dieron nacimiento a esta etapa de análisis teórico y sistemático de la ciencia económica, en la que concluyen que los costos determinan los precios.
  3. Podemos decir que las diferentes escuelas crearon hitos importantes en la concepción de valor y precio, y cada una fue agregando elementos valiosos entre aciertos y desaciertos a las concepciones de valor y precio que se conocen.

Las definiciones de valor y precio que incorporan las Normas Internacionales de Valuación del International Valuation Standards Council, IVSC, recogen las características básicas del valor de uso y valor de cambio; el valor se expresa como la medida de los beneficios económicos de la posesión de los bienes o servicios.

Podría decirse que mantiene el mismo sentido del valor de uso, que es considerado como el valor que tienen los bienes por la utilidad que representan para satisfacer una necesidad o deseo. Así mismo, el precio describe el monto pedido, ofrecido o pagado por un bien o servicio; y está definido como un valor de cambio o dicho de otro modo como un precio.

La contrastación realizada entre los fundamentos conceptuales del valor de uso y del valor de cambio y las premisas de valoración que sustentan las mediciones a valor razonable en las NIIF, permite evidenciar que esta base de medición es coincidente con la teoría de valor de cambio y dista de los planteamientos del valor de uso, lo que ratifica la perspectiva de mercado que impone las mediciones a valor razonable en el contexto de este modelo internacional.

Pie de página 1 Hay siempre un justo término medio entre el beneficio y la pérdida. Este término medio se conserva cuando en un contrato voluntario la situación antecedente es equivalente a la consecuente, es decir, antes y después del contrato. Una capa, por ejemplo, tenía antes del contrato un valor de cinco; si se recibieron cinco por ella, la situación consecuente al contrato es la misma que la antecedente.

Nadie puede quejarse, por lo tanto, de haber sido perjudicado. Tal cambio, sin embargo, no tiene lugar por medio de una igualdad de las cosas intercambiadas, sino más bien de acuerdo con el valor de una cosa en proporción relativa al valor de la otra ¡con la debida consideración de la necesidad que es la causa de la transacción! (traducción propia).2 De acuerdo con este análisis, el carpintero debe recibir el producto del curtidor y, a su vez, dar a este lo que conforme a un intercambio justo le pertenece., y cuando no se conserva esta igualdad, no se mantiene la comunidad, ya que no se restituye trabajo y costo.

  1. Verdaderamente, todo podría venirse abajo si el que hace un contrato por tantas mercancías de tal tipo no recibe una cantidad y calidad similar, ya que no se puede construir un Estado con un solo tipo de trabajadores.
  2. Por tanto, el cambio no se hace propiamente de modo absoluto, sino comparando su valor de acuerdo con su uso y necesidad: de otra forma no sería un intercambio (traducción propia).

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El pensamiento económico en España 1177-1740. Editorial Crítica.

¿Qué diferencia existe entre producto y mercancía según Carlos Marx?

Características de la teoría del valor de Karl Marx – Entre las características de la teoría del valor de Karl Marx destacan:

Sigue la línea de la teoría del valor en la economía clásica al considerar al trabajo como el factor clave. Sin embargo, incluye el concepto de competencia. Así, el oferente que invierta menos horas hombre en fabricar un bien, obtendrá mayores beneficios.Marx sostiene que el intercambio se genera cuando dos bienes satisfacen necesidades diferentes, es decir, cuando no poseen el mismo valor de uso (concepto desarrollado por Adam Smith ). Por ejemplo, una persona puede vender alguna de sus prendas para luego comprar los audífonos que le hacen falta.Según la teoría marxista, todas las mercancías tienen en común una sustancia: el trabajo. Dicha variable permite establecer equivalencias para aceptar el intercambio. Por ejemplo, supongamos que se requieren 10 horas para confeccionar un par de zapatos y 5 horas para fabricar un polo. Entonces, se necesitará entregar o vender dos polos para adquirir un par de zapatos.Marx distingue entre los conceptos de producto y mercancía. La segunda tiene una utilidad (valor de uso) y un valor de cambio porque es creada para venderse. Sin embargo, un producto se fabrica con el único fin de cubrir una necesidad de quien lo crea (o de sus familiares o amigos). Por ejemplo, si una persona teje una chompa para su hijo. En este caso, el objetivo no es el intercambio, sino el propio consumo.Marx sostiene que una mercancía siempre es la materialización de cierta cantidad de trabajo abstracto, medido por las horas hombre requeridas.El trabajo abstracto es todo esfuerzo humano físico y mental desplegado para un proceso de producción. En cambio, el trabajo concreto es una acción específica. Por ejemplo, el ensamblaje de una máquina.